Gladys Monterroso
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“El monstruo en su laberinto; y el tonto en su lío.”
José Bergamín

En los últimos tiempos se percibe que el país es parte de la famosa y bíblica Torre de Babel, en la que el desconcierto agobia a la mayoría de la población, ya que, aunque es cierto que internacionalmente se viven momentos de incertidumbre, a nivel nacional esta misma se suma a una especie de desorden institucional, de la cual no se libra nadie.

Veamos; un Presidente totalmente ausente, y cuyos problemas personales parecen agobiarlo más que los nacionales, le han superado los primeros, de tal forma, que le han llevado, incluso, a quejarse públicamente de lo difícil que es ejercer tan delicada función, como la que él ostenta, también asegura que ha tenido noticias sobre rumores de un posible golpe de Estado “bien fundamentadas”, situación que de alguna forma, han hecho sonar las alarmas, viniendo tales afirmaciones de la boca de la máxima autoridad del Ejecutivo, sumado a lo anterior designaciones a dedo, de funcionarios que no llenan los requisitos mínimos, para la responsabilidad que conlleva el cargo, más esa pasmosidad del actual Ejecutivo, y las veladas denuncias de los medios de actos de corrupción de altos funcionarios.

El Organismo Judicial tampoco es un referente del buen hacer, siendo el órgano encargado de impartir justicia, se ha visto como nunca en la historia del mismo, defenestrado desde las malhadadas Comisiones de Postulación, en las que fue más que obvio el manejo debajo de la mesa de quienes debían pasar el filtro de las mismas y quienes no, de ahí que listas enteras de los que tenían menos que la calificación promedio pasaron, y profesionales con mejores calificaciones no, al llegar dichos listados al Congreso, también y como ha sido recurrente ya se tenía “platicado” quienes serían los designados, bajo esta negociación de los poderes oscuros que mueven los hilos del país, y que no todos son el crimen organizado, también forman parte de los poderes bajo la mesa los niños bien vestidos, tenemos una Corte y un Sistema de Justicia del talante que tenemos, el más cuestionado y con suma razón de la mal llamada era democrática, ya que sin importar lo que la sociedad a gritos exige, los malos manejos subsisten y más aún crecen, bajo la sombra de los poderes reales y paralelos.

El Congreso de la República ha sido siempre, y en este momento histórico aún más, un nido de componendas, en las que las leyes se negocian en lugares fuera el hemiciclo parlamentario, reuniones nada secretas, y pasan las leyes que convengan a los poderes, más no pasaran las que no hayan sido previamente tranzadas, y no precisamente para el bien de la sociedad, la mayoría para favorecer intereses particulares, y lo que ordene el poder real, ubicados entre la zona 4 y 10, sumados los poderes fácticos, en la 9ª. avenida no se mueve nada sin la orden directa o indirecta de los poderes antes mencionados, y ¿La fiscalización que por ley debe realizar el Legislativo? Escondida en los pasos perdidos del mismo, por lo que en el fondo, el ciudadano honrado preferiría que dejara de existir el mismo, ya que aunque en teoría es necesario, es un fracaso para la democracia actualmente, un ente oscuro, vendido al mejor postor, y sin independencia alguna.

Mientras nadie cumple con su mandato, la violencia crece día a día, sin posibilidad que la misma desaparezca, ni decrezca, vivimos agobiados y con temor, sabemos que salimos de nuestro hogar, pero no si regresaremos, acá no existen diferencias todos somos potenciales víctimas de la delincuencia, o lo hemos sido, por lo menos el 98% de la población.

Y para terminar la ecuación del fracasado sistema en el que vivimos, somos testigos constantemente de un circo mediático, en el que a falta de repuestas reales, se satisface lo más oscuro del ser humano llenando páginas sensacionalistas, cuando por otro lado la corrupción sigue campeando.

Todo cambia, pero de fondo todo sigue igual o peor.

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