Roberto Arias

Tomé el servicio de cable con una empresa llamada Galaxy en abril de 2009, la cual se convirtió en un negocio llamado Tigo, el cual asumí tendría un mejor servicio. Las facturas estaban puntualmente en el buzón cada mes y mis pagos, desde hace muchísimos años, han sido hechos en el banco con el resto de facturas de energía, teléfono, etcétera, con la finalidad de emitir un solo cheque y dejar así todo cancelado con suficiente tiempo de antelación.

En mala hora decidí tomar, adicionalmente, el sistema de internet de Tigo. Llegué un día 15 a realizar el contrato y, me atendió un vendedor muy solícito. Me dijo claramente que no tomarían en cuenta los quince días que faltaban para el fin de mes. Que eso era un obsequio de la compañía y que mi factura vencería cada fin de mes.

Firmé los documentos y a los pocos días llegó el instalador a mi oficina para ejecutar su trabajo. Todo caminó bien durante algunos meses, aunque mis facturas vencen el quince de cada mes. El vendedor mintió. Pero eso sí, comienzan con un abusivo acoso telefónico de “pronto pago” desde fin de mes, así como lo hacen abusivamente y con saturación permanente del tiempo en la televisión que usted les paga por el cable.

De pronto dejaron de enviar la factura por correo y ahora cobran por mensajitos telefónicos. Para pagarles debo que tomar el auto y enfilar a una de sus agencias. Por lo visto su tiempo, su automóvil, su gasolina y usted, cliente, está al servicio de “Tigo”, aunque usted pague para que le presten, a usted, un servicio normal. Ahora quieren que usted les pague por la vía electrónica o con tarjeta de débito o crédito.

Yo no pago con sistemas electrónicos debido a las múltiples estafas que se ven constantemente. Adicionalmente, si no hay facturas en papel, ¿Qué documentos le entrega usted a su contador para efectos contables? Posiblemente Tigo lo que quiere es evadir el pago de impuestos, y en el mayor de los colmos, ahorrarse la impresión y la entrega de facturas, en lugar de hacerlo como lo hacen todas las empresas con alguna idea de servicio en Guatemala.

Mensualmente les llamo y se ha vuelto una rogatoria constante para que envíen mi factura. Me dicen: “Esta semana se la enviamos” y la mentira, el engaño y la absoluta falta de respeto hacia sus clientes es más que evidente. El cliente les vale madre. La factura no llega. Lo único que quieren es más pisto.

Lo que rebalsó el vaso es que me ofrecieron enviar factura en enero y, nada. Les llamé a finales de ese mes y… lo mismo. Comenzó a acumular el otro mes y el viernes 17 de febrero apareció la factura tirada bajo la puerta. Ese mismo día llegó a mi teléfono la amenaza de que se me cortaría el servicio por falta de pago. Tomé la factura y al mediodía pagué en el banco. Según yo, todo arreglado.

El lunes 20 de febrero, Tigo me había cortado la señal de cable. Les llamé con fuerte reclamo e inmediatamente la conectaron aunque desconfiguraron la entrada directa a mi correo. ¡Sigue la chingarringa!

¿El pésimo servicio se produce en el oscuro origen de “Tigo”?

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