Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Está circulando una comunicación de una empresa de relaciones públicas que, en nombre del Interventor de TCQ, hace una invitación al acto especial para recibir mañana al primer buque Safmarine Nokwanda en la terminal de la corrupción, anunciando además que es un evento especial al que solo ingresarán invitados y prensa acreditada a la que, de paso, le darán un exclusivo paseo en la terminal.

Si anuncian con bombos y platillos el inicio de esta obra que es un monumento a que en Guatemala todo se puede arreglar con el apoyo del mismo que ayudó a generar el negocio, es decir el Estado, inclusive en estos tiempos de MP y CICIG, hay que ser justos y decir que deben mandar invitaciones al Mariscal Zavala y a Barcelona para que Otto Pérez Molina y Ángel Pérez Maura puedan asistir.

Y digo que es justo que se les reconozca porque si como sociedad tenemos la capacidad de “ser conscientes de los actos de corrupción”, pero también de aislarnos de todo lo que rodeó el negocio de TCQ porque es negocio de cuello blanco, entonces debemos ser consecuentes y darle las gracias a Pérez Molina y Pérez Maura por haber pactado las mordidas necesarias para hacer una obra que ahora presentamos con “bombos y platillos”.

Siempre dije que a APM ni siquiera la obligamos a mostrar su buena fe y bastó un par de elementos para acreditarlos como “los buenos y salvadores” porque así los creyó el Interventor y los investigadores. Han dicho que colaboran con las investigaciones, pero ni siquiera sirvieron para entregar a Pérez Maura, con quien mantuvieron comunicación después de que salió a luz la ilegalidad.

En este mar de complicación que a propósito volvieron TCQ, ahora dicen que hacer una licitación internacional es ilegal porque la Ley de Contrataciones no permite concesionar un servicio por el que el Estado recibe réditos, pero no sintieron tan ilegal que el Congreso hiciera una excepción para entregar a dedo el proyecto. Tal excepción puede hacer el Congreso para dar a dedo como para hacer una única licitación especial para resolver esta situación.

Como defender TCQ se ha vuelto defender lo indefendible, sus operadores han recurrido a mentiras porque no tienen como justificar lo que está pasando. Juraron que todo mundo les iba a aplaudir y que el Congreso iba a decir amén a lo que propusieran, pero todo se les derrumbó y optaron por buscar marufias para obtener las licencias y operar para hacer su santa voluntad.

Mucha gente dice que “en otras condiciones, lo ideal no es lo que se está haciendo” y eso es justamente lo que preocupa, porque eso significa que en Guatemala, dependiendo lo que está en juego, se ajustan las posiciones.

Siempre he dicho que esto nos pasará factura porque cuando quieran volver a extinguir bienes, seguirán la receta de TCQ para que los bienes queden en las manos que deseen y usarán todos los argumentos que ha usado el Interventor para defender su caso y su propuesta.

Pero insisto, a pesar de estar acusados de una ilegalidad, se debe invitar a los Pérez para que brinden por su genial ideal, esa que ahora usan para ratificar a Guatemala como “el país de la eterna impunidad”, en especial la de cuello blanco.

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