Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

“Cantado vale doble” dice el dicho y lastimosamente lo que se advirtió desde estos espacios en torno a los riesgos que representaba negociar con los diputados se están cumpliendo. Para cualquiera que desea cambios en el país porque entiende que lo de hoy no tiene sostenibilidad, el hecho que los diputados hayan metido más que sus manos en las reformas al sector justicia no es una buena noticia.

La “mesa técnica” compuesta por el Ministerio Público (MP), la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) recomendó una serie de reformas luego de un proceso que ellos mismos llamaron “único” de diálogo a nivel nacional, en el que estuvieron presentes muchísimas voces, incluyendo las que ahora más se oponen a las reformas bajo la excusa del pluralismo jurídico.

Por esa misma razón es que resulta incomprensible que la mesa técnica haya cedido a las presiones de un puñado de largos que desean lo opuesto a las reformas, es decir, que el fondo siga igual. Integrantes de la mesa han dicho que con todo y los cambios, la integralidad de la reforma original se mantiene, cosa que no es cierta porque luego de ese diálogo de meses, la iniciativa original no tenía contemplado que la academia tuviera injerencia para elegir fiscal general y magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC).

Eso sin mencionar que desde los primeros artículos se perdió la integralidad porque el antejuicio quedará intacto y para muestra de lo que sirve ese parapeto de impunidad, está Blanca Stalling, a quien ahora no le pueden imputar otro delito (tras querer atacar a sus captores estilo Centeno) porque sigue aferrada al cargo y por tanto con inmunidad.

Yo entiendo que es frustrante que la sociedad no reaccione y deje que los políticos nos soben la cara, pero no podemos claudicar y argumentar que como la gente no ejerce ciudadanía, no queda otra que doblegarse a los deseos de los diputados y por eso que yo creo que a la mesa técnica no le queda otra que somatar la mesa, retirarse del acompañamiento de las reformas y denunciar la forma en que éstas han sido manoseadas por los de siempre.

Si siguen siendo parte de esto, que ya se convirtió en un juego, el día de mañana no podrán culpar a los congresistas porque ellos les dirán que las enmiendas o mejor dicho los goles, fue algo que se decidió de común acuerdo.

Los tres miembros de la mesa técnica son lo suficientemente inteligentes para saber que de lo que está pasando en el Congreso, nada bueno saldrá y además ya saben que, quienes en algún momento se presentaron como “amigos” son ahora los que están metiendo las más grandes zancadillas que forzaron a Iván Velásquez a denunciar que le extrañaba el silencio oficial.

Que si las reformas originales necesitaban algún ajuste en el Consejo Nacional de Justicia, no lo dudo, pero de eso al tema del antejuicio y de que los de antes, que han ayudado a perfeccionar el sistema de impunidad, vuelvan a meter sus manos en el MP y en la CC, hay un muro de impunidad de diferencia.

Tampoco pasará el derecho indígena y entonces ya ni siquiera estará ese elemento “para lavar cara” ante las comunidades. Por eso, antes de la plenaria del miércoles, insisto, es urgente que la mesa técnica somate la mesa y se retiren de esta farsa y burla en que se ha convertido el proceso de reformas. Como bien dijo el abuelo de un amigo, “no pueden, ni podemos, ser testigos de esta caballada”.

Artículo anteriorJosé Saramago: Todos los nombres (XXIV)
Artículo siguienteEl “tetazo” y el feminismo tergiversado