Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Ayer decía que en 2015 tuvimos la oportunidad de reformar el sistema, pero al conformarnos con ver en la cárcel a Otto Pérez y Roxana Baldetti, dejamos ir una oportunidad de oro para centrarnos en el Ejecutivo en general, en el Congreso, en las Cortes, en la Contraloría de Cuentas, por mencionar algunos y ahora estamos pagando las consecuencias.

Pues este 2017 se empieza a presentar como una nueva oportunidad de depuración y reforma, pero esta vez no podemos fallar. La develación hecha ayer sobre el manoseo existente en la elección de la Corte Suprema de Justicia (al igual que en el pasado) y de las presiones que una de las magistradas más cínicas y descaradas de la historia, Blanca Stalling, hizo a un juez de Sentencia, deben ser el primer paso para depurar, reformar y poder construir la Guatemala que soñamos.

A este caso de las Cortes, se le debería sumar el caso de los familiares del Presidente (algún día), algunos de diputados por pago de votos, el del Transurbano (en el que deberían caer Arzú y Fuentes Knight) lo cual debería terminar de convencer a los indiferentes de que, para donde volteemos a ver, las mafias están incrustadas y que en esas condiciones pensar en un país diferente es imposible.

Los que soñamos con una Guatemala más justa e incluyente, en donde los que no tienen oportunidades las puedan encontrar aquí en su tierra, el estado actual de las cosas es insostenible porque el sistema está diseñado para operar contra las mayorías en favor de las minorías mafiosas y por eso es que hay que somatar la mesa y pensar en construir un país sobre bases diferentes.

Los cínicos nos dicen que eso que planteo es “muy peligroso” porque se puede perder “certeza jurídica” a lo que yo siempre contesto, ¿qué certeza? ¿La certeza de que si pago una mordida, trafico influencias o financio una campaña tengo el camino más fácil que los honrados? ¿La certeza de que la justicia tiene su forma de ser amañada complicando el trabajo de los jueces honrados? ¿La certeza de que si al Congreso se le llega al precio, cualquier cosa es segura?

Si nos decimos hartos del estado actual de las cosas, este sí es el momento de poner toda la carne al asador y de arremangarnos para trabajar juntos con la intención de construir un nuevo orden con todos aquellos que estén dispuestos a entregar parte de su tiempo al país.

Entregar tiempo al país será en beneficio propio, de nuestras familias y especialmente de todos aquellos que piden a gritos una oportunidad. Sector privado, organizaciones sociales, comunidades indígenas y demás grupos nos debemos unir para alcanzar acuerdos mínimos y poder construir una nueva Guatemala porque esto es insostenible.

La del presente ya caducó, ya no tiene futuro para el honrado. Escuchar ayer a Blanca Stalling es como estar oyendo al engendro de las mafias, puesto que así es como piensan y se expresan, es decir, “sí y qué p….”. En el Congreso ya se preparan para mandar por un tubo todo lo que huela a cambio, Jimmy Morales pactó para defender a su hijo y hermano y las municipalidades siguen en la orgía de la corrupción con Arzú y Escobar a la cabeza.

Yo no sé dónde terminaremos, pero sí estoy seguro que si de esta no reaccionamos le podemos decir adiós, para siempre, a tener una Guatemala en donde todos los niños puedan construir y perseguir sus sueños en base a sus méritos y no dependiendo de las influencias, conectes y falta de escrúpulos.

Hoy más que nunca, de usted y de mi depende.

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