Durante los últimos meses nos hemos dado cuenta que la Procuraduría General de la Nación ha sido la vocera de la incapacidad del Estado para cumplir con exigir, defender, pelear y garantizar que los derechos de Guatemala se respeten.

Hoy, es con el contrato que se firmó con la brasileña Odebrecht que se tiene el ejemplo claro. Se hizo un contrato por el que habrían entregado 18 millones de dólares en mordidas, se modificó el contrato de manera burda para facilitar la transa, se incumplió en la entrega de la obra, se está sentenciando a los funcionarios de dicha empresa en varios países del mundo pero en nuestro país, a finales del 2016, “explican” en la PGN que “no se puede” rescindir el contrato.

Lo mismo pasó y sigue pasando con el famoso Caso de la Terminal de Contenedores Quetzal. La PGN, Anabella Morfín, se apareó con el interventor Alexander Aizenstatd  para ser los defensores pero de APM, la empresa holandesa que era propietaria de la operación con la que habrían sobornado con 30 millones de dólares a las autoridades de gobierno. ¿Qué razones habrá para que Jimmy Morales impulse con tanta energía este negocio? Con ese baile de millones y millones, cualquier Fulano o Mengano puede interesarse.

Pero lo que más nos preocupa es que parece que el Estado ha tomado ya la tendencia de renunciar a encarar a los corruptos para cumplir con su función de garantizar que se perseguirá y se buscará el castigo para quienes se hayan apropiado de lo que no les corresponde, así como que los bienes del Estado tienen una mano protectora en la PGN.

Las justificaciones son, siempre, a favor de quienes en todas las demás instancias judiciales están siendo acusados, condenados y mostrados como los responsables de escandalosos actos de corrupción.

Solo es en Guatemala donde resulta que hay impedimento, siempre, para ir tras ellos y puede que sea por esa mediocre excusa de la señora Morfín, de preferir un mal acuerdo en lugar de un buen pleito, aunque muchos creen que no es una excusa de mediocridad sino que parte de la estrategia de quienes le propusieron a Morales candidatos a la PGN entre conocedores y defensores de los cooptadores del Estado y que están directamente involucrados en estos casos.

Es una pena que la PGN se haya redefinido como la excusadora de los corruptos. Revirtió completamente su función y se ha vuelto la defensora de los acusados y explica, con mucha diligencia, las razones por las que Guatemala se tiene que resignar. Logro vergonzoso del gobierno.

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