Dra. Ana Cristina Morales

El nacimiento de un niño, la enfermedad y/o la muerte de seres queridos. El recuerdo de otros tiempos, la fluctuación del amor, la fluctuación de la vida. Son circunstancias que alegran o empañan lo próximo a la Navidad.

Ella es considerada una fiesta en la cual es oportuno resaltar al amor dentro de la familia y en las relaciones con otros. Muchas costumbres propias del chapín, durante estas fechas, se perdieron y se siguen perdiendo. Los convites, ya no utilizan máscaras y son sustituidos por muñecos de Disney. Las posadas que anunciaban la venida de esta festividad, son opacadas, y las personas tienen limitantes para reunirse como antes. Por el tráfico, por el alargamiento de las distancias, por el miedo, por las deslealtades.

Nuestras costumbres y rituales, que tanto afaman los anuncios del sentir chapín, se desvanecen a ritmo acelerado. En Guatemala las personas pueden observarse en esta época, circulando con una estrechez que estorba y molesta, además, ahoga. El tráfico, las colas, la incertidumbre. Un momento a solas, para pensar, para escapar del bullicio, es buscado.

Las nuevas costumbres comienzan a atiborrarnos con la Navidad desde el mes de septiembre. La bandera de su cercanía la da, la colocación del Árbol Gallo en el Obelisco. De manera paradójica, ya que es un árbol navideño patrocinado por una bebida alcohólica. Y si existen recuerdos que oscurecen la infancia de muchos. Son las navidades embriagadas de alcohol.

Las sensaciones de abundancia y carencia son más obvias en estas fechas. Existen las de carácter material, pero también es abrumadora e indecente, la falta de respeto, la falta de cariño, en fin, la falta de amor.

La gente al sentirse atribulada por lo anterior, cuando tiene los medios, se enfrasca en las compras, creyendo de esta forma, que un tantito de felicidad le espera. Y los demás, quienes no tienen los recursos para hacerlo, admiran o envidian como los que pueden, pueden.

Pareciera que por estas fechas, una densa neblina opacara sentidos, con lo que fuese más fácil evadir realidades. A tal extremo, que mucha personas adquieren deudas económicas que les aprietan sus vidas y las de sus familias. Las empresas de tarjetas de crédito, disfrutan tanto de este atolondramiento, que lo promueven, burlándose de esta manera de la ingenuidad y la necesidad de la gente.

Por favor, no me tomen a mal estos comentarios. No me encuentro en contra de la Navidad. Solamente me encuentro reflexionando acerca de algunas asperezas que encuentro que descalifican el proceder de muchos de nosotros ante esta fecha. Desearía cuestionamientos y respuestas de ustedes, ante los puntos de vista expresados. Para que juntos pudiéramos propiciar propuestas. Para que nos acompañemos, comprendamos, y nos expresemos con gestos de amor. Un abrazo a todos. Deseo que la honestidad, la lealtad, el respeto, la consideración alumbren nuestras vidas y de esta manera podamos construir caminos que nos lleguen a unir.

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