Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Dice una antigua expresión que solo el hombre se equivoca y se tropieza más de una vez en la misma piedra. Nos agrade o no, la historia se repite en el proceder y actuar de nuestros gobernantes.

El presidente Jimmy Morales manifestó que se mantendría ajeno a las acciones y decisiones internas del poder Legislativo, lo cual implicaba que no opinaría ni mucho menos intervendría de forma directa o indirecta en la propuesta o la elección de sus juntas directivas.

Sin embargo, es de público conocimiento que en reuniones recientes en la Finca Santo Tomas y en Casa Presidencial se abordó con diferentes miembros del Congreso, especialmente jefes de bancadas, encabezados por la que se denomina la bancada oficial, cómo se integraría la nueva junta directiva del Congreso durante el año 2017.

No es una casualidad, es una participación, con lo cual se produce la analogía de lo que también aconteció en el segundo año del gobierno de Jorge Serrano Elías, quien intervino y negoció para que, quien había sido su abogado, Edmond Mulet fuera quien presidiera la junta directiva del Congreso.

Ese hecho no solo implicó una falta de palabra por parte de Jorge Serrano sino inició la degeneración acelerada de su gobierno por cuanto Edmond Mulet fue el primer presidente del Organismo Legislativo de lo que posteriormente se denominó “El Congreso de los depurables”.

Vale recordar que Edmond Mulet no solo fue un mal presidente del Congreso sino una persona que, para evitar que se conocieran sus gastos y manejos administrativos al final de su período, contrató un camión para que trasladaran los documentos y comprobantes a la Contraloría y/o casualidad, el vehículo fue robado en el corto trayecto de la novena avenida y décima calle de la zona 1 a la sexta calle y Avenida Simeón Cañas y por consiguiente desaparecieron todos los comprobantes para así evitar que se comprobaran todas sus incorrecciones en el manejo de los recursos del Congreso.

¿Qué sucederá con la nueva junta directiva del Parlamento y con las nuevas presidencias de comisiones, ante todo la de Finanzas? Será una extensión de la voluntad del presidente o más grave aún, será un retroceso de lo que inició el presidente saliente Mario Taracena Díaz Sol, quien con su forma de ser destapó que ese organismo había pasado de tener 120 trabajadores a tener 3,500 trabajadores, que los salarios y prestaciones que contenía el pacto colectivo de condiciones de trabajo, autorizado por Jorge Méndez Herbruger, era tan grosero que la persona a cargo de la contabilidad del Congreso ganaba casi tanto como el Presidente de la República y que por supuesto los salarios y prestaciones de asesores, secretarias, conserjes y demás estaban fuera de toda realidad económica para un país de tan limitados recursos como la es Guatemala.

Nadie dice que el presidente sea corrupto o sea ladrón, pero lo que sí todo el mundo dice es que el actual binomio presidencial no ha sabido gobernar y por consiguiente no está afrontando, ni mucho menos resolviendo los graves problemas que existen en la prestación de la salud, de la educación, de la seguridad, ya no digamos de la infraestructura vial del país.

Pronto veremos cuál es el informe del primer año de labores del actual gobierno.

¡Guatemala es primero!

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