Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Jimmy Morales no hizo muchos compromisos en campaña porque no tuvo necesidad más que de aferrarse al eslogan de que no era ni corrupto ni ladrón y apenas hubo algunas pinceladas en frases como aquella de que su partido no aceptaría diputados tránsfugas o la expresión de que a él no le correspondía impulsar el cambio del sistema porque eso era función del Congreso y él sería siempre garante y respetuoso de la independencia de poderes. Habló, por supuesto, de otras cosas cajoneras que cualquier candidato menciona, como el interés (sin detalles) por la educación, la salud y la seguridad de los ciudadanos, pero expresiones concretas que se puedan interpretar como un compromiso, fueron realmente pocas y las dos que señalo en esta columna son de las más destacadas.

Pocas lunas transcurrieron antes de que la bancada FCN se llenara de tránsfugas y no de cualquier tipo, sino de aquellos que se distinguieron en pasadas legislaturas por andar de saltimbanquis en busca de prebendas que les permitieran operar en el marco de la más vieja y rancia política criolla, es decir, para sacar raja en todo y de todo. Su operador político en el Congreso, quien venía con él desde la campaña, era un viejo conocido de la política y conocedor de la forma en que se hace la política, el señor Giovanni Estrada Zaparolli, quien con creces compensó la falta de experiencia de los poquísimos diputados que logró meter el partido de Jimmy Morales y quien, aliado con Mario Taracena, aceitó la maquinaria del Congreso en beneficio del Gobierno.

Tras bambalinas, la promesa de que respetaría la independencia de poderes y no metería las manos en el Congreso nunca la cumplió, pero la semana pasada, a finales, se quitó por completo la máscara cuando en los salones de Casa Presidencial fueron llegando uno a uno los diputados de distintas bancadas para negociar la conformación de la Junta Directiva. Ya no hubo ni el cuidado de guardar las apariencias porque en el esfuerzo por hacerse del control de las comisiones críticas que el oficialismo pretende, negociaron con la bancada de los diputados que respondían a Alejandro Sinibaldi, mientras no se había convertido en prófugo de la justicia junto con Archila, para entregarle al veterano diputado (con todo lo que eso significa) Oliverio García Rodas el control del poder legislativo.

Taracena, quien se evidenció tan «abrasivo» como según el Embajador McFarland es su lideresa, no logró reunir los votos para enfrentar el poder de la Presidencia de la República que, al meter las manos en la elección de la Junta Directiva, entró al eterno juego perverso de la compra de conciencias utilizando el poder.

En otras palabras, el mismo Jimmy Morales dijo que no aceptaría tránsfugas, y en una entrevista con La Hora dijo que sería respetuoso de las instituciones y que ni siquiera presionaría al Congreso y que respetaría a los medios en su derecho a la libertad de expresión, se ha mostrado distinto al que eligieron aquellos ciudadanos que creyeron en su eslogan.

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