Era el jueves 22 de septiembre cuando llamó una estimada amiga de La Hora que trabaja en la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia para decirnos que ella y el Secretario querían visitarnos para platicar tras el ataque de Morales; la cita se concretó para el viernes.

Lo primero que hizo nuestro director al recibirlos fue preguntarles si llegaban a título personal o en nombre del Presidente y dijeron que lo hacían en ambas calidades, que el Presidente sabía que estaban ahí. Se les dijo que el sentimiento de los directores era que no permitiríamos que ningún payaso nos llamara faferos.

El Secretario exculpó al mandatario diciendo que la situación de su hijo lo tenía con una congoja tremenda, al mismo tiempo que ratificó que nosotros no le hemos pedido una pulgada de pauta.

Nos dijeron que el Presidente quería disculparse al volver al país el miércoles 28; se les manifestó que para nosotros no iba a bastar una disculpa genérica, sino directa porque la acusación de faferos había sido directa para nuestro medio. “Así lo hará”, dijeron.

Supimos que aquel mismo viernes, en Washington, Morales se quiso excusar de su exabrupto e inestabilidad con el argumento del caso del hijo, lo que nos hizo entender que el gobierno había trazado una ruta de victimización y nos hizo dudar de si en realidad, el mandatario se retractaría de sus palabras.

Dicho y hecho, pasaron los días y él sigue en pie de que mentimos porque no pauta anuncio, lo que debe demostrar tal y como los entes investigadores, según Soy502, están a punto de demostrarle que su hijo y hermano no son unos simples facilitadores de facturas sino los cerebros de los negocios.

Morales dijo, encolerizado, que él habla con quien quiera y cuando quiera y tiene razón, por eso es que el viernes hizo las de Otto Pérez cuando sentía que su presidencia pendía de un hilo y fue a rendirse a los pies de Joviel, a decir que el magisterio es incomprendido y a darles las gracias por dar, al menos, 159 de los 180 días de clases. Morales ve en Joviel y su gente a su brazo de defensa y de choque, por si las moscas.

El país y la gente son los grandes perdedores al tener a alguien que usó el ni corrupto ni ladrón como un eslogan para agarrar majes. Hay y seguirán existiendo poderosos personajes extranjeros que miman, consienten y excusan a Morales porque según ellos es un pobre hombre que no sabe lo que hace.

Las disculpas para La Hora son irrelevantes porque no lo necesitamos a él para saber cómo actuamos, pero al haber realizado un acercamiento para luego irse a esconder a las naguas de Joviel y de quienes lo cooptan, solo se pinta como es.

Tiene derecho a ser papá cuando un hijo está en problemas, eso es lo más normal del mundo, pero no por ello puede ser un mandatario inestable; siempre tiene la opción de ser un papá de 24 horas y regresar a sus Moralejas con el sombrero que le regalaron los del Magisterio.

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