Se está discutiendo un proyecto de transporte público que sería un teleférico con el que, al fin, la Municipalidad de Guatemala está planteando un sistema de gran envergadura para atender un añejo problema por el que muy poco se ha hecho con seriedad.

Sin embargo, cada “esfuerzo” que se ha planteado para buscar una solución a la caótica crisis del transporte urbano, se ha anunciado con el mismo optimismo para que los millones pasen de mano en mano sin importar cómo y que terminen siendo el método de volver más millonarios a los mismos y mantener a los ciudadanos en el viacrucis diario de ir y venir en dinosaurios con ruedas. Si se hubiera invertido bien lo gastado en un corrupto subsidio, ya hace rato tendríamos el más moderno y eficiente sistema de transporte.

Preocupa que el grupo que privatizó de la manera más oscura posible los más grandes recursos del Estado y que logra manejar de manera privada los fondos públicos con la figura deshonesta del fideicomiso, maneje de manera poco transparente un proyecto que debe ser objeto de amplio escrutinio público por su monto y lo que significa.

Lo cierto es que miles de millones de quetzales después de que este mismo grupo empezó las “soluciones al transporte del futuro”, el problema sigue empeorando y lo único que ha sido eficiente es el tránsito de la plata sin detenerse mientras a los ciudadanos se les sigue transportando peor que ganado.

Y por supuesto que la figura de “concesión” es la que más les llama la atención, porque seguramente ya tendrán ya muchos oferentes para que el negocio se mantenga en esa “gran familia” que se ha convertido la municipalidad de Guatemala.

Este negocio, igual que el pactado para el Transurbano entre el mismo Arzú con los Colom-Torres, Fuentes Knight y Luis Gómez, tiene toda la pinta de ser el ticket con el que venden la idea de una ciudad del futuro pero que terminará siendo el trinquete del presente, como siempre lo han hecho.

Y es una prueba de fuego para la sociedad porque cuando se ha hecho común decir que “ya hemos cambiado” y que a la fuerza se les probó a los políticos que ya no pueden seguir siendo ladrones, nos demuestran que los que han hecho el mega negocio con las licencias de construcción, con los subsidios, fideicomisos, etc., todavía tienen la intención de imponer el método de la corrupción a costa del ciudadano que, calladito, todo lo aguanta.

Por ello exigimos que ese proyecto se ventile públicamente, discutido con expertos.

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