Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En Guatemala las remesas que mes a mes envían a sus hijos y a sus padres quienes inmigraron y se encuentran trabajando en los Estados Unidos de Norteamérica han crecido año con año al punto que la suma de las remesas es superior a las exportaciones tradicionales de café, azúcar, hule, banano y demás productos agroindustriales.

Esa redistribución de la riqueza que gota a gota con el sudor de su frente envían los guatemaltecos y las guatemaltecas que honradamente devengan un sueldo en los Estados Unidos, son de vida o muerte.

Si en un año de gobierno futuro de los Estados Unidos deportara o devolviera la cuarta parte de los guatemaltecos que trabajan en ese país, la crisis que se produciría en Guatemala sería superior a la de cualquier terremoto, de cualquier huracán, sería como que perdiéramos el 35% de nuestras exportaciones, ya no digamos sino fuera un poco más de la cuarta parte.

El Salvador tiene un «TPS», también lo tiene Honduras, aun así para ellos también sería un enorme desastre la repatriación de los ciudadanos de su país que trabajan y envían remesas de los Estados Unidos.

Adicional a la grave crisis humana y económica, se produciría una espantosa crisis social, de seguridad y de redistribución de los medios para comer.

Por las razones indicadas nuestros gobiernos, que no han sido capaces de lograr un acuerdo que evite la deportación de quienes trabajan honradamente y mantienen a sus familias en Guatemala, tienen que intensificar sus acciones.

El voto en Estados Unidos, la doble nacionalidad -chapina y norteamericana- que cada uno de esos dos millones de personas tengan es de vida o muerte.

Quienes se encuentran en Estados Unidos y logren la residencia, ya no digamos la ciudadanía, están protegiendo la vida presente y futura de por lo menos otras cuatro personas de su familia.

Cuba continúa siendo un país de inmigrantes, Cuba envía por tierra, por agua, suficientes mujeres y hombres para hacer una ciudad como en Miami, como México, como Texas, cada año; ya no digamos la suma de centroamericanos juntos.

América Latina, Centroamérica y Guatemala en especial compran a Estados Unidos más de lo que le exportan año con año.

Por lo expresado en la presente y anterior opinión, todos los miembros de nuestra familia debemos tomar papel y lápiz y escribirle a nuestros familiares, hermanos, cuñados, primos y sobrinos, que deben de manifestarse política y socialmente; por supuesto deben de concurrir a votar no solo como lo hicieron, parte de ellos, en las primarias demócratas y republicanas, sino ahora que en definitiva se elegirá presidente, vicepresidente, senadores, concejales y gobernadores en Estados Unidos de Norteamérica.

Si su voto cuenta como le dicen a los connacionales en Guatemala, imagínese lo que cuenta el voto de nuestros familiares en Estados Unidos, donde su voto es más alto, es más fuerte, es más determinante económica y socialmente para Estados Unidos y para cada uno de nuestros lares y pueblos.

El familiar, el amigo y el conocido que no vote correcta y adecuadamente el 08 de noviembre nos estará condenando al sufrimiento económico y social, porque en América Latina y en Guatemala, así como en el resto del mundo, las elecciones en Estados Unidos son determinantes.
¡Guatemala es primero!

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