Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Independientemente de qué forma o de qué modo analicemos la situación social y económica que actualmente existe en Guatemala, tenemos que aceptar que la misma es la más precaria de la historia moderna de nuestro país.

Cuando elegimos a Jimmy Morales y a Jafeth Cabrera como presidente y vicepresidente de la República estábamos conscientes que el país se encontraba en una pésima situación social y económica y, por consiguiente; ellos no eran responsables de la situación en que recibían el gobierno.

Los seis meses previos de gobierno transitorio fueron totalmente inadecuados, el presidente Maldonado Aguirre ni siquiera pudo hacer una cuantificación de los trabajadores en el Organismo Ejecutivo, menos aún en cada uno de los ministerios, secretarias y dependencias de gobierno.

Si nos preguntamos qué hizo, encontraremos que ni siquiera resolvió el  problema del derrumbe del Cambray. Su nombre se agrega al listado de Presidentes, pero de ninguna manera puede decirse que hizo algo para merecerlo, sus nombramientos de ministros fueron igual de inadecuados e intrascendentes.

En este momento, seis meses después de haber asumido a quienes elegimos, los problemas que acosan social y económicamente a toda la población son enormes.

Ante el asesinato de catorce personas encabezadas por el capitán Byron Lima, acontecido en la Granja Penal de Pavón, tenemos que reconocer que los principales problemas son: la inseguridad de todo tipo, especialmente en el sistema penitenciario, donde las autoridades en todos los presidios son periféricas y la superpoblación de personas detenidas preventivamente o cumpliendo condena son tan grandes y en tan precarias condiciones humanas que no podemos continuar con las mismas.

Que diga el Ministro de Gobernación que se construirán dos cárceles el próximo año en Escuintla no resuelve nada. Como país urge construir centros de detención preventiva en Mariscal Zavala, en Amatitlán, en Bárcenas, incluyendo el parque de Naciones Unidas que prácticamente no se utiliza.

Ambos deben ser granjas de detención preventiva, donde además de estar detenidas las personas puedan dedicarse a actividades de producción agrícola para consumo propio, incluso para entrega en los hospitales, en un sistema similar de los organopónicos que existen en la Habana, Cuba y en todas la ciudades. Ello no solo sería terapéutico sino que bajaría inclusive los costos de esos centros de detención preventiva.

Esas dos prisiones de cumplimiento de condena no deben construirse en Escuintla, por el clima. Por qué no construir una en  Chimaltenango donde el clima es distinto y las condiciones de vida, inclusive de costos de administración, serían menores para esos centros de prisión de redención de penas.

La realidad de lo actuado por CICIG y el Ministerio Público ha hecho que muchos sectores ahora estén conscientes que las incriminaciones de delitos o faltas no deben de ser el motivo para que se le detenga preventivamente a cualquier persona y se le hacine en condiciones que violan la mayoría de derechos humanos.

Basta con visitar el campamento de prisioneros en Mariscal Zavala, en todas las cuadras hay personas detenidas, además los baños y cada ducha es utilizada por más de 25 detenidos, ello significa que para hacer sus necesidades tienen que esperar varias horas.

¡Guatemala es primero!
Continuará…

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