Fernando Mollinedo C.

¿Cuán mentirosos son los políticos? ¿Por qué el pueblo elige a los mentirosos para que los gobierne? ¿Qué político guatemalteco ha dicho la mejor o peor mentira? Y en el ejercicio del poder, ¿han mentido en sus informes respecto a la realidad económica del país? ¿Desde cuándo el pueblo de Guatemala; es decir la población ciudadana, ha sido objeto de mentiras por parte de los gobernantes?

Al revisar la Historia de Guatemala desde la época colonial, vemos que los gobernantes de turno mintieron al rey respecto a la situación real de la administración pública; pocos o muy pocos, desarrollaron su actividad con apego a la verdad.

En la época independiente, los diferentes equipos de gobierno mantuvieron conductas opacas en cuanto a los fondos del Estado, gastos del gobierno, presupuestos, empréstitos, deudas y obligaciones, entre otros rubros; eso dio un “toque” de secretividad e hizo pensar que esos datos, cifras o información sólo pudieran ser conocidas por las autoridades del Estado: presidentes, secretarios, ministros, alcaldes y otros.

Desde esos tiempos devino que la función administrativa del Estado hasta en estos días, sea apetecida para disponer de los fondos del erario con la discreción que la secretividad les permitió y aún les permite. Por herencia genética, cultura, costumbre, inferioridad y/o superioridad o por atavismo, las autoridades guatemaltecas han utilizado la corrupción como una herramienta “licita” ante la ignorancia y desconocimiento de la población.

Esa conducta se practica hasta la presente fecha por la organización “política” de los grupos económicos que ejercieron el poder de decisión económica del Estado. En pocas palabras: Los grupos de poder (comerciantes, agricultores, importadores, exportadores, banca, iglesia), políticos (alcaldes, diputados, gobernadores, secretarios generales y autoridades menores), SIEMPRE LE HAN HUEVEADO A LA POBLACIÓN LOS RECURSOS CAPTADOS EN CALIDAD DE IMPUESTOS, ARBITRIOS, TASAS, DONACIONES Y OTROS.

Lo anterior no lo escribo solo así porque así; lo documenta la HISTORIA DE GUATEMALA con pelos y señales; pero no voy a escribir más sobre eso; ahora abordo el tema del hueveo como la herencia maldita o enseñanza nefasta que por generaciones ha sido la fuente del enriquecimiento ilícito de muchos administradores, operadores y grupos familiares opulentos y paupérrimos que manejaron hasta hoy, la res pública.

En retrospectiva, inicio con LA LÍNEA y sus derivados (TCQ, SAT, VEHÍCULOS, ISR, MINERÍA, PETRÓLEO, FARMACÉUTICAS, GAS, GRÚAS, PUERTOS) y seguimos con la SIT, GUATEL, INDECA, FEGUA, CORREOS Y TELÉGRAFOS, EEGSA, BANDESA, AUTOPISTA PALÍN, RESERVAS DE ORO, AVIATECA, FLOMERCA y muchas más.

Lo anterior es sólo una muestra moderna del hueveo de los últimos sesenta años; ¡Imagínense ustedes cuando hubo secretividad absoluta! Por lo tanto, al sacar conclusiones, podrán entender el problema de la rica Guatemala en jirones de trapos de pobreza. Los grupos de poder ya referidos, no desean soltar el poder discrecional de decisión económica del Estado, por eso ponen a sus siervos y lamebotas en la administración pública.

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