El viernes publicamos cómo es que Mario Taracena prédica, pero no se convierte en el tema de transparencia y buenos manejos en el Congreso porque ha contratado y otorgado aumentos a empleados de él, de la UNE y exfuncionarios que si no fuera por esas plazas, no conseguirían trabajo en ningún lado.

Taracena dice que la nota de La Hora es un asalto a mano armada y que se da dicha información por los intentos de querer ordenar el Congreso. Le queremos recordar que en un principio, cuando aparentó usar su impulsivo carácter para de verdad enfrentar los poderes oscuros, se le aplaudió; sin embargo, no somos de los babosos que se creen que el Presidente está encabezando una lucha sin cuartel contra la corrupción y la mejor evidencia está en el listado publicado el viernes pasado.

Tiene contratado a un exministro que ni siquiera cuenta con finiquito de la ineficiente Contraloría General de Cuentas de la Nación. Pero también hay que decirle que en un país como Guatemala, pagarle los altísimos y desmesurados salarios que ha ordenado Taracena a secretarias, ayudantes y gente de la unidad de comunicación que sirve para colocar a los operadores de la vieja política, no es honesto.

Si fuera su empresa, estamos seguros que Taracena no pagaría ni la mitad a esos empleados pero, claro, tenemos que entender que esta no es su plata por lo que él se ha dado a la tarea de malgastarla con un doble discurso que nos recuerda lo falso de sus posturas.

Mario Taracena ha estado enquistado en el Congreso de la República desde que empezó el retorcido rol de los legisladores que nos ha llevado a lo que tenemos hoy en día. Taracena ha sido el «loco útil» en cada partido en el que ha pasado y recordemos que era al que mandaban a enfrentarse con los peores ejemplares de cada bancada porque es como un perro de batalla que es útil por su forma peculiar de tirar la basura en el pleno. Pero también tenemos que decir que si alguien sabe cómo se hacen los negocios de verdad, como el Listado Geográfico de Obras, es él y no ha hecho nada para terminar con esos vicios.

Este señor solo quiere acusar al resto y seguir en la fiesta manteniendo «sus» plazas. Y le queremos decir a Taracena que La Hora no asalta, sino enfrenta y no olvidando que él ha sido cómplice de quienes acusa. Recordamos cuándo sus compañeras lo han acusado de agresión o el otro corrupto de Fajardo que le pidió «cuente cómo hizo su casa», entre algunos hechos producto de sus payasadas.

Artículo anteriorAhora sí, presunción de inocencia
Artículo siguienteAntibióticos, microflora bebés y paludismo