Tenemos más de tres décadas de estar recibiendo las ofertas de una ciudad del futuro del que no tenemos más noticias que “está por llegar” y que sigue en una supuesta construcción, según quienes administran la comuna capitalina.

La semana pasada se nos inundó la ciudad capital con las lluvias de un día, simplemente porque seguimos teniendo los colectores que visionariamente Manuel Colom Argueta, el verdadero alcalde futurista y creador del EDOM 2000 construyó hace más de cuatro décadas.

Esos mismos colectores se saturan de basura porque nuestra ciudad capital no tiene un eficiente sistema de manejo de desechos, porque no se les da el mantenimiento adecuado y porque socialmente no tenemos la más mínima cultura de urbanidad.

Pero lo que nos debe asustar es que el futuro que entre Arzú y todos sus aprendices han diseñado para la capital, no hay un solo tema en el que se haya realizado una transformación para colocar a la ciudad en ruta del cumplimiento de las necesidades de la población.

Eso sí, en lo que se refiere a negocios, fideicomisos y secretividad en el manejo de los recursos, somos vanguardistas. Por eso es que se hizo un gran negocio con el gobierno de Álvaro Colom para la transa del transporte y se manejan las Licencias de Construcción con gran selectividad, como ejemplo.

Hace pocas semanas fue la tragedia del basurero, hecho que ya fue puesto en el mismo canasto de los casos de Sas Rompich, monseñor Gerardi, la privatización de Guatel, la corrupción en Fonapaz, los contratos del Ministerio de Comunicaciones y todos los hechos cuestionados del Alcalde.

Somos una ciudad de individuos desmemoriados y no es de extrañar que el país, en general, siga siendo un ejemplo tan dramático de injusticia, subdesarrollo e ineficiencia si se sigue eligiendo a funcionarios como estos.

La impunidad no solo se refleja en el marero que cobra la extorsión o el sicario que ejecuta sin castigo. El origen de esa impunidad está en los políticos que, como ejemplo en la municipalidad de Guatemala, Villa Nueva y Mixco, así como en los gobiernos de toda nuestra época democrática, han utilizado los puestos públicos para convertirse en millonarios.

La ciudad y el país del futuro, ese con el que nos han visto la cara de babosos a todos, da miedo porque es una ciudad de tragedias, deshumanizada pero muy eficiente para los negocios oscuros que han sido tradición. Ojalá que la justicia del presente, alcance a los farsantes de siempre y nos facilite ese futuro que hoy se ve tan lejano.

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