Prensa Libre publica hoy los arreglos que lograron en el Congreso de la República diputados de las bancadas UNE, Lider, PRO, MNR y TODOS para repartirse posiciones en las elecciones que tiene que hacer el Congreso en el Instituto de la Defensa Pública, en el Registro Nacional de las Personas, en el Consejo Nacional de Atención al Migrante y en el magistrado de la Corte de Constitucionalidad.

Es natural que en el Congreso se hagan arreglos políticos y que las negociaciones deriven en pactos para repartirse posiciones que convienen a cada uno de los partidos, pero cuando esos arreglos provienen de los grupos que fueron expresamente repudiados por la población en las pasadas elecciones, pero que obtuvieron fuertes bancadas por el perverso sistema de elección que existe en Guatemala, hay que advertir que estamos frente a acuerdos tenebrosos que no se pueden considerar como parte de la normalidad en la negociación política.

De hecho, esos bloques tienen como común denominador que provienen de partidos que fueron derrotados en la contienda pasada, sin contar con que tres de ellos son desmembraciones de la UNE (TODOS, Lider y su apéndice PRO) en tanto que el otro, encobijado bajo las siglas del MNR está constituido por quienes fueron la columna vertebral del Partido Patriota que fue arrastrado electoralmente hablando por efecto de la corrupción de los más altos mandos de la República.

Hemos dicho que en Guatemala los ciudadanos no podemos elegir a nuestros diputados porque los partidos elaboran los listados que se presentan y el ciudadano no puede votar por un candidato relegando a otro del mismo listado. En otras palabras, sin querer queriendo, como diría el recordado Chespirito, al votar terminamos llenando el Congreso de personas que no reúnen las calidades de idoneidad, capacidad y honestidad, pero que entran por arrastre dada la forma en que se hace la elección.

Lo que sí sabemos es que esas fuerzas políticas que se han puesto de acuerdo para tener el control del Congreso de la República, fueron las mismas que la ciudadanía repudió en la figura de sus principales dirigentes, mismos que ahora son los que, tras haber sido derrotados, ahora dirigen tras bastidores la función en el Congreso de la República, en lo que podemos considerar como un fraude en contra de la voluntad popular que fue clarísima al rechazar las viejas formas de hacer política.

La publicación de las planillas, tan aplaudida, es pintada ya como una cortina de humo para encubrir los arreglos tenebrosos que apuntan a una dirección contraria a la que se expresó como voluntad popular.

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