Martín Banús
marbanlahora@gmail.com

Las pocas veces que hemos tenido la oportunidad de escuchar al Presidente electo de Guatemala en entrevistas realizadas por algunos noticieros televisados, no podemos menos que lamentar lo que parece ser su inmenso desconocimiento, así como su total inexperiencia en asuntos de Estado.

Sin embargo, se debe reconocer que, más allá de lo que parece ser una irresponsabilidad por aceptar correr electoralmente, para un cargo para el cual no se tiene la capacidad necesaria ni suficiente, la mayor responsabilidad de lo que el señor Morales y su equipo de gobierno hagan o dejen de hacer, recaerá tanto en el electorado, en el sistema electoral y de partidos políticos, pero especialmente en el agotadísimo modelo político con el que seguimos engañándonos a nosotros mismos.

Parece que no terminamos de comprender, a pesar de todo lo que se dice y aparentemente se hace, que pasarán cuatro tremendos y larguísimos años en los que, lo más probable y si mucho, sólo se atenuarán o disimularán, -siempre y cuando no se encubran-, los enormes y crecientes problemas sociales y políticos del país.

Ojalá que todos aquellos que dieron su voto por el nuevo Presidente electo, a quien deseamos de verdad, -lo mejor-, sean conscientes que serán corresponsables de todo lo que él y su Gabinete hagan o dejen de hacer en favor de Guatemala… Eso incluye a todas las personas que morirán asesinadas, las que serán extorsionadas, las que secuestrarán, las que violarán, las que serán víctimas de abuso, estafa y de robo, etc. Ojalá que asuman su responsabilidad y reflexionen en la encerrona de que fueron víctimas sin darse cuenta: ¡seguir votando!

No será sólo la falta de capacidad del futuro gobernante, así como su falta de conocimiento verdadero del complejísimo problema que hoy Guatemala es, sino de la cuestionable decisión de seguir participando de un sistema que ya está sobradamente demostrado, que está agotado, hoy más que nunca… ¡El proceso “democrático”, tal como lo concebimos y practicamos, es la causa directa de la mayor parte de nuestros males y de nuestro tercermundismo!

El 2016 será un año más para que los problemas crezcan en tamaño y complejidad; pero también será un año menos para poner en práctica las grandes soluciones drásticas y trascendentales para los también, grandes e históricos problemas del país.

El 2016 y la esterilidad gubernamental la explicarán y la justificarán, -como siempre lo hacen los políticos improvisados y sin un Proyecto de Nación a seguir, que el “gobierno está tomando las riendas del desastre que dejó el gobierno anterior”, que “encontraron las arcas vacías y deudas sin pagar”… O sea, ¡la cantaleta que ya hace olor! Para qué hablar desde ahora, de los siguientes tres años… ¿Podríamos concederles para esos años, el privilegio de la duda?

Definitivamente no creemos que el ejercicio democrático, -tal como lo hemos concebido y practicado-, sea la solución, lo hemos dicho, para los cada vez más graves, ingentes como numerosos problemas del país.

El nuevo año que está próximo a iniciarse será muy duro para gobernantes y más duro aun para los gobernados, que confirmaremos por enésima vez, el error en el que vivimos al pensar ingenuamente que a punta de elecciones “democráticas”, tendrá que llegar el momento en el que alcance el poder, “alguien” que las sepa, que las pueda y las haga todas en sólo cuatro años… ¡Nada más equivocado y estúpido que eso! ¡Qué verdaderamente jodidos estamos!

Sí; vayámonos haciendo a la idea de que el 2016 será un año plagado de decepciones, de caos, de ineficiencias y por ende, de acentuación de todos nuestros problemas.

Será un año, el 2016, que se caracterizará por las excusas y las explicaciones muy políticas. Así, políticamente, es decir muy amable y respetuosamente, personeros de los tres poderes, hablarán pero no dirán nada, eludirán asumir responsabilidades, jamás darán cifras, nunca compararán cuantitativa ni cualitativamente, lo que encontraron en el primer día de gobierno y lo que dejarán en el último de cada año en el poder. ¡Así ha sido siempre y nada en absoluto sugiere que eso vaya a cambiar!

Esa idea tan estúpida de democracia que no parece sorprender a nadie, ni a periodistas, ni a políticos, ni a electores, es la que ha parido a este modelo político de subdesarrollo eterno, caracterizado por mortalidad infantil, por asesinatos, por corrupción, etc., que resulta impostergable cambiar, así, por las buenas, por medio de iniciativas y ponencias prácticas y claras, por demanda popular, por sentido común o simplemente, ¡por la falta absoluta de resultados hasta hoy! ¿Qué más?

Ya para terminar, deseamos manifestarles a todos los guatemaltecos, nuestros mejores y sinceros deseos para que el año que está anunciando su llegada, sea todo aquello que desean, que la paciencia no los abandone, que la cortesía florezca en sus corazones, que gocen de plena salud, que sus sueños se realicen y para que nunca nadie les haga daño, pero sobre todo, para que comprendan, sí, para que comprendan, que somos nosotros los que mantenemos esta desgracia de modelo político-social, al legitimarlo cada cuatro años, con nuestro voto. ¡Feliz año nuevo! ¡Salud!

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