Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmaroquin@lahora.com.gt

El día de ayer se presentó ante la justicia Gustavo Alejos, el otrora capo del financiamiento electoral, de los negocios y contratos que de ese financiamiento se derivan. Alejos fue algo así como el poder tras el trono desde la época de Álvaro Colom y Sandra Torres de Colom hasta días recientes, según las investigaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP).

Las sindicación de Alejos se dio por un caso que se puede asimilar al de Al Capone, es decir, un proceso menor dentro de la gran gama de negocios que gestó desde la secretaría privada de los Colom, pero lo importante es tenerlo frente a los estrados de la justicia.

Al momento de escribir estas líneas, desde la Redacción de La Hora me han avisado que la audiencia se ha suspendido, pero es importante destacar que la jueza Sylvia de León no puede otorgar medida sustitutiva a alguien que evadió la justicia por semanas.

Además es bien importante resaltar que una de las piezas que puede hacer tambalear nuestro maltrecho sistema es Alejos, pues él conoce quiénes financian las campañas, a cambio de qué (por él Colom firmó un pagaré para asegurar la continuidad de un negocio de concesión estatal) y cómo es que luego fraguan los negocios por medio de los cuales se cobran lo invertido en las campañas.

Mi padre ha comentado cómo el mismo Alejos le confesó que él llamó al Ministro de la Defensa para ordenarle cómo reasignar ciertos negocios y si eso hizo con el “poderoso” mandamás de los militares, ¿qué no pudo haber hecho con los demás funcionarios?

Con Alejos no se puede ni debe cometer el mismo error que con Portillo, es decir, creer que solo él era el operador de negocios y por ende es de suma importancia que su captura sirva para terminar de desnudar a este sistema, sus operadores corruptos y en especial a quienes pusieron a Alejos en ese lugar privilegiado y convivieron durante años con él, gozando de las mieles que éste generaba por medio del Estado.

Guatemala vive tiempos inéditos porque aún no ha cambiado nada, pero estamos en una posición inmejorable para que todo cambie; si las cosas siguen igual, hoy es Alejos pero en el futuro serán otros, así como en el pasado han sido diferentes personas que han ocupado su posición como los gestores de los negocios.

A Alejos y a sus secuaces, en especial a quienes lo llevaron al poder y logran vivir a costa de rey sin antes haber tenido fortuna (como ha pasado en otros gobiernos), les debe caer todo el peso de la ley, pero sin perder de vista que si no queremos más Alejos y monigotes que lleguen al poder para facilitar negocios de financistas y familiares, debemos cambiar las reglas del juego y eso solo se logra si usted ejerce su papel ciudadano y presiona al nuevo Congreso para que las reglas cambien.

Si hoy, a la hora que sea, Alejos se va a su casa con medida sustitutiva será solo porque como individuos no hemos ejercido bien nuestra ciudadanía y los jueces siguen pensando que pueden hacer de las suyas y aquí no pasa mayor cosa.

Y eso es exactamente lo que piensan los mafiosos de esta país y los diputados al Congreso, pues se sienten muy cómodos que a pesar del “despertar” las reglas siguen igual, ellos siguen con los mismos negocios (cobro por votos, negocios y el listado geográfico de obras para gastar a manos llenas) y la gente más necesitada de este país, cada vez más pobre.

El caso Alejos le debe importar porque es el primer caso de un peso pesado detrás del trono y si éste cae, caerán muchos más y eso nos allana el camino para que se cambien las reglas y evitar ir reciclando o solo cambiando de apellido a tanto mafioso que nos ha gobernado, nos gobierna y nos gobernará.

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