Isabel Pinillos
ipinilos71@gmail.com

“La voz del ángel anunciaba a María el nacimiento de un niño, y su voz llenaba los espacios vacíos de la Catedral en ruinas.”

Esto fue lo que vivimos más de setecientas personas el pasado sábado en las ruinas de Catedral en Antigua Guatemala, por motivo de una velada navideña que organizó el recién formado patronato que busca la restauración y conservación de esta importante construcción patrimonio de la humanidad. Entre la luz de miles de velas, se organizó un concierto de calidad internacional, con orquesta y coro dirigido por el maestro Heber Morales y la participación de la reconocida soprano Adriana de León, quien llenó los espacios vacíos de las ruinas con su presencia y voz angelical. El momento cúspide culminó con el “Aleluya” de Häendel, en donde las cúpulas vacías fueron coronadas por un espectáculo de luces pirotécnicas. Este evento inauguró una tradición navideña para la comunidad antigüeña de gran valor cultural.

El complejo de la Catedral de San José de Antigua ha sido descrito por la historiadora María Amerlinck como “una de las expresiones más preciosas de la creación artística hispanoamericana”, y no es una exageración, tanto por su complejidad como la belleza de su construcción, así como un entorno geográfico de una ciudad detenida en el tiempo.

En el corazón de la Antigua, custodiada por tres gigantes volcanes, se sitúa al poniente de la plaza central la Catedral de San José, ocupando una manzana completa. Durante varios siglos ha sufrido varios terremotos que ocasionaron una serie de reconstrucciones que finalizaron en el siglo XVII. Quienes han visitado a la Antigua reconocen fácilmente su fachada adornada de curvas y querubines, siempre blanca, como un lienzo que absorbe las pinceladas del cielo en todos los tonos rosáceos, grises y ocres.

De manera menos visible a un costado, se encuentra el ingreso a la antigua catedral en ruinas. Al entrar, los visitantes permanecen en silencio mientras contemplan las enormes columnas y cúpulas que los terremotos sustituyeron por un cielo azul, sugiriendo mayor cercanía al Creador. Algunos arcos han sido reconstruidos, y otros son dibujados por la imaginación del espectador. Entre los escombros y estructuras de la primera catedral, es un lugar en que el espíritu encuentra paz y sosiego.

Lamentablemente, nuestro patrimonio cultural se encuentra en peligro. Cada día caen escombros, producto del transcurso del tiempo y abandono de las autoridades encargadas de la preservación de la ciudad, sin ninguna o pocas acciones para prevenir el deterioro, poniendo en grave amenaza de que esta estructura colonial termine de colapsar y deba ser cerrada por completo al público.

En coordinación con el Arzobispado metropolitano, el patronato ha comenzado acciones iniciales para la preservación de la fachada, iluminación y espacios exteriores así como la rehabilitación de sus interiores. Esta es una iniciativa espontánea sin fines de lucro que buscará el apoyo del sector privado, cooperación internacional y el gobierno de Guatemala para poder devolverle a la ciudad de Antigua todo el esplendor de Catedral, de manera sostenible a través del tiempo. Dentro de los objetivos está habilitar espacios no sólo para servicios religiosos, sino también para actividades culturales y lúdicas en un ambiente único de su clase.

Fue de gran ilusión escuchar las campanas del campanario durante el concierto, que, después de cuarenta años, sonaron por primera vez. Los miembros del patronato pudieron compartir algunas de las propuestas ingeniosas que darán nueva vida a espacios para el aprovechamiento espiritual y cultural de los antigüeños. Es de reconocer iniciativas como ésta y la necesidad de que como sociedad nos sumemos al esfuerzo de preservar un patrimonio que nos pertenece a todos los guatemaltecos y poder dejar un legado a futuras generaciones.

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