Raymond J. Wennier

En el artículo anterior tratamos la división del currículo, hoy continuamos con:

D. Un futuro de escogencia requiere un énfasis en valores:

Los alumnos van a encontrarse en un mundo de alternativas. Comercialmente hablando, ¿qué carro compraría? ¿Por qué? ¿Qué casa comprar? ¿En qué zona? ¿Por qué? Los alumnos tendrán que decidir qué información es importante para ellos y para su profesión.

Las personas actúan según sus sentidos, sus actitudes, creencias, valores, esperanzas, aspiraciones, entendimiento y entendimiento erróneo -se puede decir que esas son guías internas que determinan cómo escogemos una entre varias alternativas.

La educación tiene que prestar atención no sólo a lo académico, sino también a una formación personal que es necesaria para un aprendizaje significativo. Tanto es así, que Benjamin Bloom lo tiene como parte de su taxonomía de objetivos cuando habla de una educación afectiva.

E. Un futuro cambiante requiere una educación continua para toda la vida:

La actitud de que hay tantos años de educación formal y luego no tenemos que estudiar porque somos profesionales ya no es adecuada. El profesional que no está al día en su campo pronto desaparecerá de la lista de los mejores de su profesión. Para mantenerse al día es indispensable seguir educándose toda la vida. Es esa actitud la que tenemos que fomentar en los niños y jóvenes ahora. Así, la «Tercera ola», según Alvin Toffler, no les pegará frontalmente.

Las implicaciones para la educación en relación a los problemas sociales y la realización personal son así:

A. Concentrarse en el entendimiento del ser humano:

Las instituciones educativas tendrán que reconsiderar la planificación del currículo para concentrar más atención en el entendimiento del ser humano y sus interacciones. Es la responsabilidad de esas instituciones en la preparación de los niños para el futuro. No es un lujo, es una necesidad.

Las ciencias, psicología, sociología, antropología y ciencias políticas fueron inventadas hace más de 100 años para ayudarnos a entender la naturaleza del ser humano y sus interacciones con otros seres humanos.

Es muy probable que las instituciones educativas tengan que introducir esas disciplinas en su currículo en un nivel más básico. De todos modos, los niños están viviendo en carne propia muchos de los aspectos de esas disciplinas.

B. Una atención más personal:

El proceso de crecimiento y de aprendizaje tiene que ser acompañado por una guía que pueda ayudar a los niños a sentir el éxito, a desarrollar un buen autoconcepto de sí mismo, a una seguridad propia y una autoconfianza en sí mismo. Sólo así, pueden los niños esperar a aspirar a una realización personal durante su vida. El genio de una buena enseñanza es ayudar a los niños a lograr esas cualidades.

Hace aproximadamente 7 u 8 años, Harold Shane habló sobre el «Rol de la imagen de sí mismo en el futuro». Los niños están buscando su lugar, su rol en el futuro, pero necesitan una atención más personal para lograr encontrarlo.

Es lo que los psicólogos llamarían la búsqueda de identidad. Para poder lograr esa atención más personal hay que pensar en establecimientos educativos más pequeños. La época de grandeza y la actitud de que todo tiene que ser grande ya no funciona. La burocracia de grandes instituciones educativas propicia que el niño sea un simple número o uno más entre la masa. Tenemos que devolver sus nombres de pila a los niños. Así también podremos hacer de los establecimientos, más parte del mundo en que viven los niños.

Los alumnos no son iguales, Human Uniqueness (individualidad humana) es una característica de la especie y no podemos ignorarlo ni engavetarlo.

La semana entrante terminamos.

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