Juan Antonio Mazariegos G.

El día de ayer el Congreso de la República envió a la Corte de Constitucionalidad, en consulta, el proyecto 11-2015, el cual contiene las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), a efecto de que ésta última analice la concordancia entre el proyecto en mención y la Constitución de la Repblica cuando ferentes sectores de la Sociedad que acudieron al llamado del Congreso de la Repexiste entre el proyecto de ley disública.

La decisión del Congreso, rápidamente fue cuestionada por diversos sectores, en principio, dada la discordancia que indican, existe entre el proyecto de ley discutido con diferentes actores de la sociedad que acudieron al llamado del Congreso de la República cuando invitó a que se acercaran a discutir sobre estas reformas y el proyecto finalmente enviado a la CC.

Desconozco el contenido final del proyecto enviado a la Corte de Constitucionalidad, sin embargo, sí entiendo que el máximo órgano en materia constitucional deberá circunscribir su accionar a realizar ese análisis que se le solicita, es compatible o no con nuestra Constitución. En ese orden de ideas y sin perjuicio o duda de la capacidad de los Magistrados de la Corte de Constitucionalidad resulta previsible que el proyecto en mención se ajuste a la Constitución o la CC ordene que se ajuste, sin embargo, aún con esas enmiendas o ajustes que el tribunal constitucional indique, es también posible que el proyecto no pueda satisfacer la necesidad de cambio que la población exige para un ámbito tan importante como lo es el tema político electoral, simplemente porque el producto enviado a análisis no era el mejor. De esa cuenta, el que se legisle en contra del transfuguismo, el dotar de vinculación al voto nulo, la reelección de alcaldes y diputados, el disminuir el número de diputados y otros aspectos de igual o mayor importancia pasarán bajo la lupa del visto bueno Constitucional pero no necesariamente por el análisis de la conveniencia o no en cuanto a su principal papel, el eliminar las muletas y trampas en las que nuestros políticos esconden sus actos electorales.

Siempre tuve claro que las reformas que la sociedad demanda no podrían afectar la elección que ya se encontraba convocada, ahora que el proceso electoral ha avanzado, es posible que ya no medie la urgencia o la desesperación para la aprobación de las reformas y que sea conveniente que esperemos a que un nuevo Congreso tome posesión de sus cargos el 14 de enero y que sea ese nuevo Legislativo el que tenga la responsabilidad, al inicio de su gestión y con 4 años para cuestionarlos, quienes discutan y aprueben la reforma a la LEPP. Los actuales diputados van de salida, muchos no tienen nada que perder y sí mucho que ganar en caso dejen nuevamente una LEPP ad hoc a sus intereses personales.

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