Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Ayer la Cancillería envió a los medios la foto en la que aparece el ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Raúl Morales, con el presidente Barack Obama y la Primera Dama de los Estados Unidos. Tanto el Canciller como el Vicepresidente se han dado un baño de rosas en Nueva York recibiendo los elogios que la comunidad internacional plantea por la forma en que se ha actuado tras el escándalo que involucra al Presidente Pérez Molina como a la Vicepresidenta Roxana Baldetti.

El Vicepresidente Fuentes Soria es producto de las renuncias de los altos funcionarios y aunque no haya participado en los movimientos contra la corrupción, tiene todo el derecho a recibir esos reconocimientos, pero en el caso del Canciller hay que preguntar si le habrá dicho a Obama que él fue el encargado de trocear el trabajo del Comisionado Iván Velásquez cuando se convocó a la mesa de trabajo para la reforma del sector justicia. Fue Morales quien comunicó al titular de la CICIG que el gobierno no quería que metiera su cuchara en ese asunto y que las reformas serían trabajadas en mesas que convocaría el Ejecutivo.

Hay que preguntar si le contaría a Obama que era él quien tendría a su cargo notificar a la ONU que el gobierno no quería prorrogar el mandato de la CICIG y que él sería quien mandaría la carta notificando la decisión presidencial. Seguramente que para defender el chance no le hubiera temblado el pulso al momento de firmar la comunicación a Naciones Unidas porque a ese señor Morales la CICIG le importa un pito y era más importante cuidar su salario que atender los intereses del país.

En el comunicado de ayer de la Cancillería afirman que el ministro le pidió a Obama la aprobación del TPS para los migrantes guatemaltecos, el mismo TPS que Arzú no quiso pedir en el momento oportuno. Pero no dicen que el Embajador de Guatemala en Washington ha hecho un extraordinario trabajo en ese sentido y que sus contactos con el titular de Homeland Security ayudan mucho. Es el Secretario que hizo una visita a la Embajada para expresar la satisfacción de su gobierno por los acontecimientos en Guatemala.

Evidentemente este Canciller es experto, como tanto diplomático, en hacerse baboso cuando le conviene y usar ese lenguaje alambicado que no dice nada propio de los de su clase. Tendría que ser honesto para decir que fue alfombra de Pérez Molina para escabecharse a la CICIG, cosa que sin duda ni el pobre presidente Maldonado sabe porque está visto que el actual inquilino de la Casa Presidencial está relativamente desinformado de lo que hicieron o dejaron de hacer los que fueron achichincles del dúo Pérez Baldetti.

Por dignidad, ese ministro tendría que haberse ido junto a su jefe, al que sirvió tan fielmente como para ir a la CICIG a ordenar que dejaran de meterse en las acciones para reformar el sector justicia. Pero como es diligente operador del corrupto sistema, tiene el hueso asegurado.

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