Jorge Raymundo

El señor Pérez Molina ha dicho que no renunciará y que entregará el cargo de Presidente hasta el 14 a las 14, porque así lo establece la Constitución. Por supuesto que así lo dice, pero no está obligado a quedarse si todavía le queda un pelito de decencia. O, como dice un columnista de otro diario, es que quiere jugar a “presidente de mentira”, que no sería raro porque al parecer su vida también ha sido llena de mentiras. ¿Dice la verdad de su papel en el caso Bámaca? ¿Dice la verdad de su papel en Nebaj Ixil en la época del genocidio? ¿Dice la verdad de su papel en la muerte de Monseñor Gerardi? Por supuesto que no la dice, y si dice es media verdad, media mentira, entonces tampoco se le puede creer.

Con el escándalo del IGSS no puede decirnos que no conocía, que no sabía qué estaba ocurriendo allí. O que él haya pedido a la CICIG y al MP para que le den la caída a su pupilo Juan de Dios Rodríguez, a pesar de que él mismo, quebrantando la autonomía del IGSS, lo impuso allí, contra viento y marea.

Es que él cree que le sigamos creyendo su descaro, su mentira, su cinismo, su maldad y su nula decencia frente a un importante cargo como es la Presidencia de la República que en algún momento lo consideramos nosotros los ciudadanos de a pie, que debe ser un cargo de honor, un cargo de alta investidura, que merece todo nuestro respeto. Es que este señor que en mala hora lo eligieron, lo prostituyó totalmente.

Ahora está anunciando una serie de cambios en los puertos, aeropuertos e instituciones autónomas. Hasta le pide al Congreso que trabaje y que saque leyes de beneficio. ¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué durante los tres años y meses que lleva en el poder no hizo nada para empujar una agenda legislativa para cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la Ley de compras y contrataciones del Estado, la Ley de Desarrollo Rural Integral que fue uno de sus ofrecimientos de campaña? Quiere hacernos creer que lo está haciendo porque era parte de su plan de trabajo. En verdad sería otra mentira más.

Con presidente de mentiritas o sin, quizá lo que debemos hacer los ciudadanos que por fin se nos fue el miedo o el gran letargo, es empezar a pensar qué país queremos de aquí a un futuro mediano y largo plazo. Qué ciudadano queremos y cómo queremos que funcionen las instituciones para nuestro beneficio. Nos deberíamos de sumar a los esfuerzos que están haciendo los centros académicos y centros de investigación y formación, que harta obligación tienen, para elaborar una ruta de reconstrucción del país, que está quedando maltrecha después de lo ya visto y de lo que se puede ir viendo en los próximos días y semanas. Mantenerse vigilantes y sacar el mejor provecho de las tecnologías de la información (TICs) para crear conciencia, mantenerse informados y actuar en base a lo que se vaya perfilando en el ámbito social, político y académico. Seguramente cualquier gobierno que queda de aquí en adelante, si mantenemos la vigilancia debida, ya no se sentirá como el dueño de la finca y hacer lo que le plazca para saquear, robar y delinquir con los recursos que son de todos los guatemaltecos. Mantener vigilancia que no queden impunes los ya capturados y capturar a los que aún andan huyendo es otra tarea que no hay que olvidar. Viva Guatemala, viva la conciencia cívica.

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