Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

En prácticamente todas las áreas urbanas del mundo el control del tránsito es un dolor de cabeza no sólo para las autoridades sino especialmente para los ciudadanos que tienen que transportarse diariamente, pero en el mundo desarrollado la existencia de sistemas de transporte masivo que operan con eficiencia, puntualidad y seguridad contribuyen a aliviar la carga de vehículos en la vía pública, situación que no ocurre en nuestra Guatemala donde se ha visto un crecimiento espectacular del tráfico porque se hace cualquier sacrificio para escapar de la dependencia de los autobuses viejos, inseguros y que prestan un servicio de pésima calidad.

La saturación de las calles, avenidas o calzadas en la ciudad capital es impresionante y cada día que pasa el problema se agrava, por lo que creo que es indispensable que las municipalidades de Guatemala y los municipios del área metropolitana hagan un esfuerzo para coordinar el trabajo que a ojo de buen cubero y con base en puras corazonadas realizan sus respectivas Policías de Tránsito porque hay que entender que en muchos casos están violentando aquella vieja expresión de sentido común que nos recuerda que “mucho ayuda el que poco estorba” y en el caso de los agentes de las PMT se convierten en un obstáculo más que en un elemento para facilitar el desplazamiento de los vehículos.

Se debe asumir que no lo hacen por mala fe ni porque estén empeñados en complicar las cosas, sino simplemente porque se carece de una estrategia global que los convierta en facilitadores de la agilidad vial. No hace falta mucho para darse cuenta que no existe un concepto técnico que se aplique a la forma y lugares en que se coloca a los agentes de las policías encargadas de regular el tráfico, puesto que si así fuera, los automovilistas sentirían alivio cada vez que ven a un agente trabajando en un crucero, pero tal y como desempeñan ahora sus funciones todo mundo se queja de que cuando hay un embotellamiento anormal es seguro que adelante se encuentra algún agente haciendo de las suyas.

Es inaudito que una Municipalidad invierta en la construcción de obra civil para habilitar cruceros continuos y que al poco tiempo se ponga a policías a detener el tráfico en donde existe ese tipo de facilidad. Y eso ocurre en muchos lugares porque simplemente no hay un criterio técnico que oriente la labor de los agentes. Uno ve que el automovilista se molesta con las actitudes de policías que literalmente rempujan carros en diferentes arterias hasta que provocan el taponeo, pero la verdad es que no es culpa de ellos sino de la ausencia de un criterio técnico para el desempeño de la labor. Debemos partir de la base de que no es fácil establecer orden en medio de la anarquía que existe por la aglomeración de vehículos y la ausencia de cultura vial de muchos de los conductores, pero precisamente porque es una tarea difícil y compleja es que no se puede trabajar con base en acciones instintivas o de corazonadas, sino que deben buscarse modelos que funcionan en otros países para ir copiando aquello que garantiza que la autoridad deje de ser un obstáculo y ayude a dar fluidez al tráfico.

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