Claudia Navas Dangel
cnavasdangel@gmail.com

Hace más de seis años junto con un adolescente reportero de La Agencia de Noticias A favor de la Niñez y la Adolescencia nos reunimos con usted para entrevistarlo y a la vez darle un documento que contenía un resumen de la situación de la niñez en Guatemala. El documento no era grato de leer: desnutrición, falta de atención médica y de educación, trata, explotación sexual infantil y explotación laboral, pobreza, mendicidad, pandillas juveniles, embarazo adolescente,  en fin mucho de lo que usted y su equipo habían prometido mejorar. Sin embargo, actualmente esa situación es más crítica, los índices de desnutrición crónica y aguda en el país siguen mal. El abuso hacia menores de edad, varones y niñas, continúa sin castigo de las autoridades que muchas veces los violentan y se “sirven de ellos y ellas”. Hablar de educación sexual es como proferir improperios y más y más se convierten en madres, cortando así toda posibilidad de desarrollo.

Pese a los programas sociales que ofreció continuar, como la Bolsa Solidaria y Escuelas Abiertas, –cosa que no es constante ahora–, este y último a mi criterio, extremadamente necesario para la niñez y adolescencia, los números de deserción escolar siguen siendo altos. Aún prevalece la cultura de priorizar al varón a la hora de estudiar. La pobreza limita los sueños de los niños y niñas y la necesidad los lleva a las calles a mendigar, a exponerse y muchas veces a robar. Aunque su eslogan era de mano dura y sus diputados deseaban en el Congreso anterior aprobar la Ley Antimaras, que no ha resuelto nada en El Salvador, todos sabemos que las pandillas o maras no son más que el efecto de las causas de la pobreza, la inadecuada distribución no digamos de la riqueza, sino de lo básico, el racismo y clasismo que aún se vive en el país y claro residuos que las guerras dejan. Los centros de detención son escuelas del crimen y violencia y no es la respuesta que la juventud necesita. Difícil verdad. Cada día en el país mueren de dos a tres menores de edad a causa de la violencia, muchos de ellos en el patio de su casa o en los brazos de su madre.

La niñez no es sólo futuro señor Pérez Molina, es presente y ahora la niñez guatemalteca que padece más de lo que he explicado, está en sus manos. Más de dos años hace que nos gobierna y yo no veo por dónde,  o cómo, o mejor dicho cuándo sus promesas van a hacerse realidad. Esta semana se conmemoran 25 años de la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño, documento que nos compromete, lo compromete y más que celebrar contar con leyes y tratados, lo que tenemos es una gran carga moral, por incumplidos, irrespetuosos e indiferentes con la niñez. Usted señor Presidente se comprometió, no lo olvide.

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