Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Ante la lluvia de recursos y el clamor popular que sobre todo se manifiesta en redes sociales, la Corte de Constitucionalidad (CC) emitió una resolución que dejó en suspenso la elección de magistrados para la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y Salas de Apelaciones por el plazo de 30 o 45 días.

Claro que por muy salomónica que haya sido la resolución, detuvieron la elección justamente cuando, tras el pedido de muchos para que se presentaran pruebas, la magistrada Claudia Escobar señalaba directamente al diputado oficialista Gudy Rivera de haberla presionado para otorgar un amparo a favor de la Vicepresidenta.

En términos del futuro del país, a dónde nos vaya a llevar esta situación y éste antecedente de la suspensión provisional de la elección de magistrados, no sabremos, pero ahora es necesario que la CC ordene que se anule todo lo actuado y que la nueva convocatoria la deba hacer el Consejo de la Carrera Judicial para que mediante un concurso por oposición, reciba los expedientes de todos aquellos que desean ser magistrados.

He dicho y sostengo que esta elección de magistrados era y sigue siendo la del NUNCA MÁS; las mafias juraron nunca más volver a pasar penas por la justicia y así se debe entender la forma tan obvia en la que estructuraron todo el proceso y la lucha que dieron hasta el último momento para tomar posesión el día de ayer.

He sido de la opinión que nuestro modelo se agota y que una salida institucional es muy difícil, pero la única esperanza que nos queda es la justicia. La única forma democrática en que podemos pensar en reformar un sistema cooptado por las mafias del poder oculto, es si tenemos una justicia que pueda servir como red de seguridad, como garantía de que quien haga de las suyas pague las consecuencias.

Nos debemos asegurar que la resolución de la CC no sea solo para cumplir con lo que muchos dicen que en Guatemala las crisis no duran más de una semana. Es común oír entre ciertos actores, que si se aguanta el chaparrón de los primeros tres días, después algo pasa que roba la escena principal o la gente se aburre y todo queda en el olvido.

Por eso es que ahora el tema se centra en usted mi estimado lector, en cómo desea usted que su voz incida en el futuro de Guatemala y si está dispuesto a ceder en estos 30 o 45 días, a cambio de cinco años con una justicia que velará por muchos intereses particulares, pero seguro no el suyo ni el del bien común.

Barack Obama una vez dijo que una voz puede cambiar el ambiente en una reunión y que si puede cambiar una reunión, puede cambiar una comunidad; si puede cambiar una comunidad, puede cambiar un municipio; si cambia un municipio puede cambiar un departamento y si cambia un departamento, puede cambiar un país.

Yo sí creo que su voz puede cambiar el país, ojalá usted crea lo mismo en este momento en que Guatemala se juega buena parte de su futuro en una etapa que marcará historia. De usted y de su voz depende, cómo será la hoja que quede escrita para la eternidad.

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