Más o menos lo mismo es lo que sucede en el Congreso de la República en que la lealtad de los diputados es con los beneficios del puesto y no con un partido, con los ciudadanos que los eligen ni, menos, con una agenda o programa de nación porque nunca llegaron a tener para cumplir un trabajo de legisladores, sino que en su mayoría son gestores de obras que les representen millonarios ingresos.
Y todo esto es un reflejo de la permanente campaña electoral que se vive en el país y para la que el Tribunal Supremo Electoral ha intentado colocar suspensiones a los partidos con la intención de impedir que cada día se convierta en una jornada de contienda entre los candidatos que, sin reconocer autoridad alguna, salen a pedir que se confíe en ellos.
Pero junto a todas estas acciones y cambios, es necesario que recordemos que es importante, absolutamente necesario, que se gobierne para que los próximos 16 meses se pueda lidiar con los problemas que enfrentamos los guatemaltecos bajo un Ejecutivo que tenga capacidad de tomar decisiones sobre las políticas que más convengan.
Adicionalmente a la campaña, el actual gobierno tendrá que enfrentar el desgaste que genera la discusión electoral sobre los grandes problemas con que convivimos, la falta de un sistema de justicia efectivo que genere la sensación de fortaleza institucional y minimice la impunidad, la violencia que sigue afectando a mucha gente, junto a una situación económica y social que requiere el mejor esfuerzo de los funcionarios a todo nivel para poder generar políticas paliativas.
La situación del país está para que no se pierda la atención a la tarea de gobernar. Si se tienen que tomar decisiones para que haya cambios en el Gabinete con gente que muestre un compromiso real, que se hagan sin perder más tiempo. La imagen final que tendremos de este gobierno los ciudadanos, tendrá mucho que ver con la parte final del mandato que estamos viviendo de ahora hasta enero del 2016.
