Javier Monterroso

Ahora bien, lo que tampoco es tolerable es que dentro de la crítica hacia las autoridades indígenas de San Juan, se esté intentando justificar el racismo histórico que han padecido los pueblos indígenas en Guatemala, en efecto, el debate que sobre este hecho se ha dado en las redes sociales está plagado de insultos racistas, de valoraciones simplistas, de un resentimiento típicamente ladino hacia el indígena, pero principalmente se percibe que se busca utilizar este acto racista cometido por un pueblo indígena para deslegitimar los limitadísimos avances en la lucha contra la discriminación racial.

Y es que para nadie es un secreto que cada vez más, aunque demasiado lento en comparación con otros países los pueblos indígenas están tomando un protagonismo político, cultural y económico sin precedentes en la historia guatemalteca, un punto fundamental en esta lucha ha sido el reconocimiento social y legal de que el racismo es un problema y que debe ser combatido, en ese sentido, las condenas (mínimas y aisladas) contra personas individuales y empresas por el delito de discriminación, el Premio Nobel de la Paz a una mujer indígena, las luchas de los pueblos originarios por los recursos naturales, el cada vez mayor número de intelectuales, profesionales y artistas indígenas destacados o reconocidos son procesos que asustan a quienes les interesa mantener a los pueblos indígenas en la calidad de mozos colonos.

Esta mentalidad que ve el surgimiento de élites indígenas como una amenaza a la hegemonía cultural ladina, encontró la excusa perfecta para deslegitimar la lucha contra el racismo precisamente en un acto racista cometido por el pueblo históricamente excluido del país, y a partir de esta acción aislada se construye una legitimación para el racismo: “no pueden exigir que no los discriminen porque ellos también discriminan”, o lo que es igual: “podemos discriminarlos porque ellos también discriminan”.

El racismo siempre tiene un trasfondo político y económico y se justifica por razones religiosas o por miedo a quienes son diferentes, la utilización de los pueblos indígenas como mano de obra que comenzó durante la colonia y que dura hasta nuestros días es precisamente el trasfondo del racismo en Guatemala, y las autoridades de San Juan La Laguna al expulsar a la comunidad judía no solo cometieron un acto racista, pusieron en peligro los avances contra la discriminación en el país, si los liderazgos indígenas justifican este acto están a su vez poniendo en riesgo el discurso de igualdad étnica.

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