Francisco Cáceres Barrios
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No nos perdamos, este asunto no es un simple conflicto ideológico o bélico entre palestinos e israelitas. Quien lo asegure, está ocultando trascendentales hechos históricos. Todo esto no es más que otra acción de los fanáticos que han dominado el Islam hacia otro país en donde no priva la mayoría musulmana. Estamos frente al comportamiento clásico del fanático que en la Rusia comunista mató a 50 millones de personas; que los japoneses lo hicieron en camino hacia el Asia Oriental eliminando 12 millones de civiles chinos o con el genocidio cometido por los fanáticos nazis durante la II Guerra Mundial.

Me siento incómodo ante la pérdida de memoria colectiva de tal magnitud, que pretende borrar de un plumazo evidencias de atrocidades cometidas por los fundamentalistas islámicos con su violencia asesina en contra de quienes sean o puedan ser sus opositores. No podemos ni debemos olvidar lo ocurrido con los atletas olímpicos en Múnich en 1972; en el mismo año, cuando se secuestró el 747 de PanAm; en 1973 la destrucción del avión 707 de PanAm en Roma; en 1979 la toma de la embajada norteamericana en Irán; en 1985 el secuestro del avión de TWA en Atenas; en 1988 el bombazo del vuelo de PanAm que produjo 103 víctimas; el otro bombazo en 1993 en el World Trade Center; en 1998 la toma de las embajadas de los Estados Unidos en Kenia y Tanzania; el tristemente célebre 11 de septiembre del 2001 y solo para citar otro hecho relevante, el bombazo causado por fanáticos musulmanes en la Maratón de Boston, USA del 2013.

Los fundamentalistas islámicos tienen una versión distinta del Islam. No para contar con el valor religioso que pueda llegar a ser el sostén moral del mundo sino que abusando del texto sagrado, hayan desarrollado a través de la historia una guerra permanente, ya fuera a través de Al Qaeda, de los Hermanos Musulmanes o del mismo Hamás. Por todo ello no puedo aceptar pasivamente su propaganda. Eso va en contra de todo valor fundamental del ser humano.

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