Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

El objeto de estas agrupaciones, empresas u oficinas es supuestamente facilitar la comunicación, el entendimiento o convencimiento sobre leyes, regulaciones o políticas del gobierno norteamericano, tanto en aspectos internos como en aspectos internacionales.

Gracias a sus contactos pueden obtener reuniones con los miembros del Senado o de la Cámara de Representantes o diputados, también con sus asesores o personal de apoyo. Sus servicios son contratados por gobiernos, por fabricantes, importadores o exportadores que buscan por ejemplo que los huevos, las pechugas de pollo o productos similares no se vendan a terceros países o no se compren a terceros países y así los productores obtener grandes beneficios económicos. También se utilizan para prestigiar o desprestigiar a un gobierno extranjero o para revocar la visa de un presidente, un vicepresidente o cualquier otro miembro de un tercer país.

Adicionalmente, pueden ser utilizados para que cuando su cliente lo necesite sea invitado al cambio de mando del presidente y vicepresidente de los Estados Unidos o a cualquier otro hecho que le parezca interesante y conveniente a quien le paga.

Su influencia primero que nada se deriva que en la firma hay miembros de ambos partidos, Republicano o Demócrata, que durante las campañas políticas les obtienen y les entregan donaciones en dinero o en especie y también que para mantener económicamente en buenas condiciones a un senador, a un diputado o a cualquier otro político, “lo invitan” a dar una plática o conferencia en cualquier lugar o en cualquier parte del mundo, plática por la que le pagan a él, a su familia y a sus colaboradores los pasajes de avión, los hoteles, las comidas, el transporte y cualquier otro gasto y por supuesto también le entregan sustanciales cheques como pago o reconocimiento por “su interesante conferencia”, la cual puede versar sobre cualquier tema.

Guatemala ha hecho uso de ese tipo de contrataciones, tanto el sector público como el sector privado y ha costado miles de miles de dólares. Por ejemplo, Edgar Gutiérrez siendo ministro de Relaciones Exteriores contrató una firma donde había muy especiales amigos suyos que cobraron un montón por hacer nada.

Hoy se señala públicamente que el embajador Julio Ligorría contrató a la empresa de lobby Peck, Madigan, Jones & Stewart y también subcontrató a la empresa Reich and Associates, que preside Otto Reich, conocido extremista de gobiernos anteriores republicanos, con el objeto de actualizar y mejorar la imagen de Guatemala. El único resultado será “dinero al cesto de la basura” como lo dice José Rubén Zamora y por supuesto el “gran, gran” embajador Julio Ligorría recibirá “futuros agradecimientos y reciprocidad personal” de los cabilderos en Washington. Anulen ese oneroso gasto estéril.
¡Guatemala es primero!

Artículo anteriorApoyemos al TSE: no a la campaña anticipada
Artículo siguienteLa subcultura de la corrupción chapina