Fernando Mollinedo C.

Según el DRAE la palabra cultura indica que es: el “resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio las facultades intelectuales del hombre. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social” ASPECTO POSITIVO.

Y los guatemaltecos tenemos una subcultura sincretizada, con orígenes tan diversos, en manifestaciones multidisciplinarias, aplicaciones prácticas en la vida diaria, revestidas éstas de una doble moral que asusta al mismo diablo y por lo tanto, común entre la población; aunque es de reconocer que no somos los inventores de la corrupción.

En el ejercicio del poder político, se acostumbra medrar a costillas del erario nacional y ello implica la carencia de valores morales y éticos; por eso… al paso que llevan los depredadores del Estado (funcionarios y empresarios), nuestro país en término de unos pocos años, será en realidad, el Estado Fallido, social y económicamente al borde de un movimiento social archimegasúper anárquico.

En Guatemala, la corrupción es un acto de formas y dimensiones escandalosas, y nosotros como población de todos los estratos económicos, toleramos dichas actitudes llevándolas al humor negro, burlándonos de forma procaz, pero sin denunciarla ante los órganos competentes, pues aún persiste el miedo a que los funcionarios y empleados corruptos empleen otra vez a los sicarios de los aparatos del Estado o de maras para matar denunciantes.

Somos una población tan inútil en ese sentido, que vivimos con “amnesia voluntaria”, la cual, por supuesto, no se refiere a la enfermedad, ya que es una forma más de mentirnos a nosotros mismos. Recordamos sólo lo que nos conviene; lo que NO nos favorece, ni lo queremos mencionar.

La corrupción se encarna en funcionarios y empleados públicos, comerciantes, agro exportadores, industriales, militares, banqueros y otros personajes públicos, la cual galopa al nivel de quienes la ejecutan y justifican con argumentos tan estúpidos, fantasiosos y ridículos pretendiendo que la población padece de debilidad mental y no se da cuenta de sus grotescos hueveos y que debería de castigárseles, primero, por brutos y después por corruptos. SIN EMBARGO… recordemos lo que dice la primera estrofa del himno de la corrupción: “la vergüenza pasa… pero el pisto se queda en casa”.

Lamentamos el retroceso en materia legal, moral y espiritual pues cuando el pasado Congreso liderado por diputados del PAN, siendo presidente de la República el señor Álvaro Arzú, significó abrogar el delito del enriquecimiento ilícito; lo anterior no quiere decir que desde esa fecha la corrupción se haya inventado o campeado junto a la impunidad que es la falta de castigo para un acto ilícito; ello en Guatemala, es una muestra de nuestro también corrupto sistema jurídico.

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