Aunque existen muchos aspectos a tomar en cuenta en esta situación coyuntural climática que incide en la producción de nuestros alimentos, creo que es necesario resaltar la afirmación que ahora sirve de título para esta nota. Si es cierto que El Petén es el «granero» de donde se fortalece el sistema productivo nacional, me surge la pregunta, ¿Cómo es posible entonces que este departamento que apoya con tanta potencia agrícola al país, subsiste con una infraestructura tan carente de todo?

Dígame alguien con cinco dedos de frente, si uno tiene una fuente de producción tan rica en insumos, por qué la deja tan abandonada, que su crecimiento tanto en infraestructura como en servicios básicos es tan pobre… Con una suficiente experiencia de recorrer las carreteras y las comunidades de El Petén, caminando sus potreros, observando la depredación, la exterminación de especies naturales y fauna tan propias de la riqueza de nuestra nación, puedo comprender que este departamento sea una fuente abundante de territorio y recursos, pero al mismo tiempo, tan diezmada en el apoyo del Gobierno central para que exista un balance entre generación de riqueza a la par del desarrollo local.

Escaso apoyo al turismo, a las zonas arqueológicas, el abandono de las áreas protegidas, y el casi nulo incremento en la implementación, ampliación de proyectos de integración productiva social son reflejo en los recorridos que cualquiera puede advertir al viajar por El Petén. Ejemplo sencillo es el puente del río EL SUBIN, Sayaxché, que sigue como testimonio silencioso de un proyecto aprobado y que supuestamente en el Gobierno de Óscar Berger tendría que ser culminado. Como un guatemalteco más, no sé qué ven los burócratas al hablar por hablar, y dejar de un lado las realidades de la gente, que sé, tiene urgencias reales en el «granero» del país, y que siguen por muchos años siendo sólo fuente de explotación económica.

Me viene a la mente, la imagen de aquellos monos aulladores que se resguardaban en fragmentos de bosques rodeados por potreros, y que simbólicamente representa una cárcel consecuencia de la verdadera política agrícola del país, un completo descontrol. A dónde van esos animales sin bosque dónde vivir.

A dónde van a ir los guatemaltecos cuando los impredecibles cambios climáticos arrasen con el «granero» porque nunca han desarrollado un proyecto agrícola a futuro donde la equidad humana y la convivencia agro y fauna sean reflejo de una nación consecuente con sus cualidades y capacidades.

Cuando vuelva por el granero, pensaré en las palabras del señor ministro, y caminaré como siempre con aquellos que sólo imaginarán esto como una anécdota de alguien que nunca ha respirado la verdadera esencia del granero, un paraíso olvidado lamentablemente.

MAURICIO ESTANISLAO LÓPEZ CASTELLANOS
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Licenciado en Letras Col. No.10637

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