Primero, el descaro que tuvieron todos los candidatos y sus partidos de sentirse sorprendidos y ofendidos de haber sido incluidos en un listado en el que los que no aparecían, era porque no tienen ni pisto ni candidato definido y deben estar viendo cómo venden la ficha para algún pistudo con ambiciones porque, el resto, todos estaban en una abierta y muy anticipada campaña presidencial.

Todo eso fue en el momento en que el partido oficial tenía programado el lanzamiento del candidato oficial, Alejandro Sinibaldi, en un acto que se tuvo que detener de momento, pero que no ha impedido que se esté aprovechando descaradamente cada inauguración de obra pública a favor del Ministro de Comunicaciones.

Manuel Baldizón, quien encabeza las encuestas, utilizó las mañas de la ex primera dama, Sandra Torres, quien se divorció por amor a Guatemala con tal de burlar la ley sin que esto le permitiera inscribirse en la pasada campaña. Pues al candidato de Lider no le funcionó su renuncia al partido para hacer su campaña como ciudadano y esperar que alguien le devolviera la candidatura en el momento en que, entonces sí, se pueda hacer proselitismo.

Pero todo esto es culpa de un Tribunal Supremo Electoral que ha querido actuar con supuesta firmeza, pero que a la vez no ha querido entender que no se lograrán cambios radicales en el sistema político de Guatemala y, por ende, en los partidos, mientras no se le entre al tema del financiamiento de las campañas que es en donde se empeña y enajena el ejercicio del poder.

Sin importar si los fondos son públicos o privados, es necesario que las autoridades dejen de estar haciendo pulsos con los partidos porque no tienen razón para someterse a los chantajes de nadie. Es fundamental y necesario que se principie a hacer costeo de las actividades de cada acto relacionado con un personaje o un partido.

No habrá cambio a largo plazo solo con detener la campaña anticipada. Una verdadera reforma al sistema político tiene que empezar por hacer que cada aporte y cada gasto de las campañas sirvan para construir nación y no para comprar el derecho de ser el dueño de los beneficios de todo un Estado. Urge entrarle a las finanzas.

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