Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Conozco a varios guatemaltecos que han emigrado y que viven sin documentos legales en los Estados Unidos y algunos me han contado que enviaron dinero para traer a sus hijos menores porque hay oportunidad de que se puedan acoger a los beneficios de una eventual reforma migratoria que, dicho sea de paso, cada día se ve más remota por las posiciones trogloditas que adoptan los grupos más radicales de la derecha republicana, especialmente los del Tea Party, que han llegado al colmo de acusar a los niños que llegan de ser narcotraficantes y hablan de ellos como una amenaza para la seguridad interna de los Estados Unidos, espantando con un petate de muerto que realmente aglutina a mucha gente ignorante y racista que no ve mal otro tipo de migraciones provenientes de la Europa del Este, por ejemplo, pero que desprecia al hispano pobre que llega a hacer los más duros trabajos a cambio de salarios muy bajos.

Pero cuando uno se topa con gente preocupada por la situación de tantos niños, siempre preguntan por qué es que hay tanta gente escapando de su país y que corre tantos riesgos para llegar a la frontera con Estados Unidos y luego cruzar el desierto en busca de la oportunidad de un empleo. Cuando se explican las condiciones de vida existentes, la mayoría se quedan con la boca abierta porque les resulta muy difícil entender la magnitud de la violencia que sufrimos, pero mucho más se les hace cuesta arriba entender cómo es que tantos niños no tengan oportunidades ni, lo peor de todo, esperanzas.

Por supuesto que nos preguntan si somos un país con las carencias de Haití o de los pueblos africanos y se quedan más sorprendidos cuando uno les explica que no, que nuestro Producto Interno Bruto está bastante arriba del que tienen esas naciones que son materialmente pobres e incapaces de producir. Nuestro ingreso per capita es bajo en comparación al mundo desarrollado, pero está arriba de la mayoría de naciones que batallan día a día contra el hambre y la pobreza por falta de generación de riqueza. El ingreso per capita de los guatemaltecos es de 3,478 dólares al año, mientras Haití y muchos países africanos no llegan a los mil dólares. Georgia, que fue parte de la Unión Soviética y cuyos emigrantes son muy bien recibidos en Estados Unidos, tiene un ingreso per capital de 3,600 dólares al año.

El problema nuestro tiene mucho que ver con una ancestral economía que tiene aún resabios de feudalismo en donde hay gente que carece de derechos elementales para estudiar, para comer y soñar. Cuesta mucho explicar eso al norteamericano promedio que cree que la vida es una suma de oportunidades para que quien trabaje y quiera, las aproveche, lo cual aquí… ni en sueños.

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