Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de
Caracas, Venezuela

Escritura polifónica en muchas obras, como aportación majestuosa a un proceso compositivo que se enriquece con el ritmo y la armonía más diversos; con el vuelo de un lirismo humanísimo. Puede decirse que Schumann llevó a sus últimos efectos una nueva forma pianística basada en la unión de pequeñas partes que forman un todo de amplia estructura aglutinado por una imagen poética de gran belleza.

La música para piano
La importante producción que Schumann dedicó al piano se inicia con los Estudios Sinfónicos. Algunos musicólogos han querido ver en esta obra una imagen de los Estudios de Chopin, publicados en 1833, un año antes que la composición de Schumann, pero es evidente que muchas cosas separan ambas obras, especialmente el hecho de que los Estudios Sinfónicos, a diferencia de las piezas de Chopin, constituyen una composición que no puede fragmentarse, ya que está formada por un tema y doce variaciones sin interrupción.

El motivo musical del que surgen las variaciones no pertenece a Schumann, sino a von Fricken, padre de la novia que tuvo el compositor y que ya nos referimos. Es una melodía amable, majestuosa, la cual no es transferida siempre a las variaciones. Esta circunstancia es remarcable porque significa un nuevo criterio en la técnica de la variación, criterio que influyó notablemente en Brahms. Schumann no sintió la necesidad de que irremediablemente el tema melódico fuese el generador de todas las variaciones. Le bastaba con fijarse en un efecto armónico para que la invención creara la variación, que unas veces tendrá un carácter dramático, otras risueño y cambiará a otros matices según lo dicte la imaginación del artista. Como anécdota quizá valga la pena anotar que la última variación pertenece a una ópera de Marschner (1795-1861) cuya significación es haber anticipado el uso de los leit-motivs.

Con las letras del nombre de la ciudad de Asch –donde vivía Ernestina von Fricken, su novia por entonces– traducidas a su equivalente musical germánico, es decir, la, mi, bemol, do, si, escribió su obra maestra, Carnaval, que lleva el subtítulo siguiente: “pequeñas escenas sobre cuatro notas”. La obra está formada por varias piezas cortas, cada una de las cuales tiene un título exactamente representativo de una acción. Dos de estos títulos, Eusebius y Florestan se refieren directamente a Schumann, puesto que fueron los seudónimos que utilizó en sus artículos para la revista Zeitschrift. Eusebius representa el Schumann romántico y soñador, mientras que Florestan es el artista luchador por sus ideales. Se trata, sin duda, de la obra más imaginativa y sorprendentemente hermosa que escribió su autor. Los dos aspectos de la personalidad de Schumann, el poeta y el realizador, se hallan reflejados en su Fantasiestucke, op. 12. También aquí se estructura la composición con distintas piezas que alternan el buen humor. Sobre el final de esta obra el compositor escribió a Clara Wieck: “Todo concluye con una alegre boda, pero en la conclusión la ansiedad que sentía por ti, retornó, de modo que suena como si se mezclaran campanas de boda y de funeral”

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