Maco Tulio Trejo Paiz

Se ha dicho extraoficialmente, pero de fuente fidedigna, que la citada entidad está algo así como en tanganillas, casi a punto de sufrir un colapso.

De ser así lo referido a sotto voce se produciría un gran vacío de atención en materia de benéficos servicios técnico-científicos que se han venido prestando casi integralmente a millares de no videntes y a otras tantas personas que padecen afecciones audibles desde que inició sus nobles actividades el Comité, a mediados del siglo pasado.

La entidad de referencia cuenta con diversas dependencias en esta capital, en Quetzaltenango (la patria chica de la señora de Stahl), dependencias entre las cuales están las oficinas centrales, el Hospital de Ojos y Oídos Rodolfo Robles, un bien organizado Centro de Rehabilitación, centros especiales en Jalapa, etcétera.

Es de suponer que el factor económico es lo que posiblemente está provocando algún desquiciamiento en la institución, aunque la Lotería Santa Lucía ha venido financiando exclusiva y normalmente los servicios que se prestan a la comunidad desvalida.

La Junta Directiva de la entidad, integrada por personas altruistas, honorables, identificadas con el Comité, entre ellas el periodista José Zamora Corletto, debe estudiar a fondo con detenimiento, lo que esté sucediendo en la Institución, con ánimo de dar adecuada solución a cualquier situación que lamentablemente haya surgido.

Soy un periodista, dicho sea de paso, súper fogueado, plenamente identificado con el Comité en mención y, como tal, quisiera hacer contacto con el Presidente y con el vocal Zamora Corletto, estimado colega que ha sido buen amigo, para luego, con base en lo que haya realmente problemático, tratar de prestar mi modesto concurso apuntando a un feliz desenlace e ir hacia adelante, siempre hacia adelante en las labores que, con evidente sensibilidad social, muy de seres humanos, se ha afrontado el caso de muchísimos hombres, mujeres y niños ciegos y sordos. ¡Buen trabajo!

Hasta hoy, al menos hasta hoy, los servicios prestados a ciegos y sordos han sido financiados exclusivamente por el Comité; no se ha requerido ayuda del Estado; empero, a la hora de que se deje a las buenas de Dios el gravísimo problema que pueda presentarse, el papá Estado tendría que cargar con la cruz a cuestas.

Deseo, sinceramente, de todo corazón, que lo que se me ha comunicado como al oído, no sea más que un runrún o una simple especulación.

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