Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Hace muchos años se decidió quitarles el poder a los políticos para elegir a nuestras cortes, pero ello terminó por corromper al mundo académico y profesional que conforma dichas Comisiones y eso ha derivado en un enorme tráfico de influencias que ha facilitado el secuestro y cooptación de nuestro sistema de justicia.

Ante la indiferencia social, las Comisiones de Postulación han fijado sus directrices y establecido que la experiencia es un requisito de mucho peso y aunque existen algunas raras excepciones, todos sabemos que luchar 20 años desde adentro en contra de nuestro sistema es muy difícil, por no decir imposible. Mucha de la gente con mayor experiencia se ha tenido que “acomodar” para convivir con las mafias y poder optar a los puestos.

Además, se ha establecido que las Comisiones no razonarán sus votos (es decir, no dirán por qué están a favor o en contra de algún candidato en particular) y más importante, no evaluarán la capacidad, la idoneidad y la honradez, tal y como ordena la Constitución.

Si algo tenemos que reconocer de los grupos paralelos, es que tienen una enorme capacidad de adaptación y han entendido que el no haber tenido el control de ciertas cosas, les salió un poco caro porque los obligó a sacar debajo de las piedras a muchos de sus actores y ello los motiva ahora a corregir los errores del pasado para volver a tener el control.

Las fuerzas que manejan las Comisiones de Postulación tienen que tener un compadrazgo con los partidos políticos porque sin ellos no se completa la faena, pues son los diputados los que deben elegir a los magistrados de la lista de candidatos que las Comisiones eligen. No hay que ser astrólogo para darse cuenta que esta elección marcará el ritmo que el PP y LIDER deseen y que todo pasa porque ellos se puedan asegurar su impunidad.

Estamos ante el grave riesgo de que si considerábamos que nuestra justicia estaba mal, puede llegar a estar peor. Candidatos sanos y honrados se presentan en mínimas cantidades porque ir a luchar contra un sistema que fue hecho y que cada día se perfecciona para cimentar la impunidad, es tremendamente complicado. Hemos tenido en esta magistratura de la corte, ejemplos de lo que significa enfrentarse a los poderes fácticos.

Soy de los que concuerdan con aquellos que estiman que nuestra CSJ será peor que la que tenemos al día de hoy y que las Salas de Apelaciones, desde donde en realidad se manejan los hilos de la impunidad, estarán al servicio de los sectores que controlan el sistema.

¿Qué hacer? me decía un amigo. No tengo la respuesta concreta, pero lo que sí puedo asegurar es que haciendo lo mismo no podremos esperar resultados diferentes. En otras palabras, mientras la indiferencia sea el común denominador social, es muy difícil poder pretender cambios.

De alguna manera se entiende esa indiferencia porque las fuerzas a enfrentar son bestiales, pero en otros países las redes sociales han permitido que personas y sectores que pueden incluso estar en desacuerdo en temas económicos, por ejemplo, se unan por una causa común como lo es la justicia.

Los medios haremos un esfuerzo por dar a conocer a todos los candidatos y usted, si ha vivido en carne propia los vicios del sistema y está cansado del secuestro de la justicia, ojalá pueda exigir y denunciar para empezar a incidir en lo que será nuestro futuro.

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