Edgar Balsells

Recuerdo como si fuera ayer cómo esperábamos con ansias la llegada a casa del ejemplar del sábado, siendo que gentilmente don Oscar Marroquín -q.e.p.d.- y por supuesto Oscar Clemente nos habían cedido una página en donde expresamos ideas y posturas sobre la economía de la democracia, en plena época de las políticas de ajuste y políticas de estabilización.

Hoy las preocupaciones son otras, y luego de una estadía en el Banco Centroamericano de Integración Económica –BCIE- y en el Ministerio de Finanzas Públicas, se me abrieron de nuevo las puertas de La Hora allá por los finales del año 2010, utilizando una trinchera desde donde hemos apuntado ininterrumpidamente sobre los más variados temas, y es que en la búsqueda de sentido de la vida, abrimos nuestra mente a otras disciplinas, y hemos ofrecido al lector temas variados con respecto a los años ochenta.

Hoy es el momento de hacer de nuevo un alto en el camino del periodismo de opinión: abordaremos tareas relacionadas con la facilitación del desarrollo local y la gobernabilidad en importantes rincones del territorio guatemalteco, y ello merece que por el bien de los programas a impulsar, seamos neutrales al dialogar con la ciudadanía y sus sectores representativos.

Estoy seguro que estas experiencias se guardarán en lo más íntimo de mi corazón y mis registros cognoscitivos, para que en algunos años si nos permite el destino, podamos compartir de nuevo con mi gran amigo Oscar Clemente y los conductores de La Hora estas nuevas experiencias.

Me agrada haber sido parte, y seguir siéndolo, aun cuando ahora más en el palco de los lectores, de esta gran familia periodística: aún recuerdo cuando en ese querido recinto ubicado en el Centro Histórico, contribuimos al apoyo administrativo y gerencial para forjar una empresa que se ha mantenido en el tiempo, y siempre conservando la independencia y el buen juicio, condición ésta tan difícil de cumplir en un mundo en donde el control de la información está siendo cada vez más una amenaza creciente a la democracia.

Esta será entonces mi última columna por un tiempo, esperando haber contribuido con la labor formativa hacia los lectores, y pidiendo un compás de espera, para tomar oxígeno y alimento en el campo de batalla nuevamente, siendo que me estaré dedicando al tema de la conducción de programas de desarrollo territorial y la gobernabilidad, que merecen una dedicación a tiempo total, deseando que en un contacto más íntimo en el campo con mis compatriotas mejore mi comprensión de la Guatemala profunda.

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