Walter Juárez Estrada
Una de las noticias connotadas de la presente semana, fue el anuncio de la ahora bancada de la UNE, de presentar la iniciativa de un programa social denominado “BONO DE LA ESPERANZA” por medio de transferencias monetarias condicionadas la cual como dice los medios, consta de nueve artículos y con la que esta bancada quiere institucionalizarlo como un programa social, claro está con el apoyo del congreso de la República.
Con ello la señora Sandra Julieta Torres Casanova arranca el proceso electoral, primero porque aparece en la conferencia de prensa y en la bancada de la Esperanza, y segundo porque dicha iniciativa es politiquera y marrullera, ya que busca congratularse con parte del pueblo en base a sus necesidades. Jugar con las necesidades de la población es peligroso, en todos los dos años anteriores esta señora no había aparecido para nada ni aún en tiempos de pandemia para exigir que el Gobierno actuara en base a las necesidades requeridas por la población; tampoco aparece para exigir que se elijan cortes, y mucho menos para establecer una oposición frente a los desmanes de los poderes actuales del estado. Su liderazgo cada vez es más nefasto para la visión de país que buscamos todos los guatemaltecos.
Pretende esta señora, que sus corifeos de la actual Unidad Nacional de la Esperanza le apoyen para aprobar una millonaria suma de dinero para grupos que le serían fieles si sus ambiciones van para una tercera postulación presidencial, pues su intención va dirigida a lograr el apoyo de los inocentes que en el pasado recibían viandas de comida en los llamados comedores solidarios que se erogaban elevadas sumas de dinero para atraer a los incautos que han creído en ella.
Conociendo lo hábil que es la politiquera de la UNE, podría ser que los diputados caigan en la trampa por las promesas de Torres Casanova, que ahora se ha aliado al gobierno impopular y corrupto de Alejandro Giammattei y tiene a magistrados del Tribunal Supremo Electoral que la bailan la caravana y es tan cierto que ilegalmente la ratificaron como Secretaria general de la Unidad Nacional de la Esperanza –partido que está dividido en el Congreso, pues quienes antes eran sus aliados la traicionaron y ahora son sus adversarios formando una mini bancada que dizque son de la “oposición” para sacar ventajas y haciéndose visibles con citaciones muchas veces sin razón justificada e interpelaciones que en la actual legislatura empantanaron la agenda legislativa.
Torres Casanova, sus ambiciones son volverse a postular, pero antes tendrá que desvanecer las imputaciones que le hace la Fiscalía de Asuntos Electorales del Ministerio Público, que le imputa que en el 2015 recibió una millonaria suma de dinero sin control. Goza de libertad con restricciones. Ha hecho acercamientos y alianzas con el gobierno de Giammattei, para tener privilegios y ventajas políticas, y eso le ha valido que su partido siga vigente, pues se conoce que la Unidad Nacional de la Esperanza, podría ser cancelada, por irregularidades en el último proceso electoral.
La cuestionada es uno de esos personajes que no cesan en sus ambiciones, llegando al punto de divorciarse de quien fuera presidente de la nación, el Ingeniero Álvaro Colom, para poder correr como candidata presidencial sin importarle los valores que todo político debiera tener, rayando en la desvergüenza. La tal señora ha sido cuestionada por la prensa independiente y columnista, por su forma de hacer política, por ser parte de la cooptación de las instituciones del estado, por ser partícipe en política marrullera, que no benefician en nada a la nación.
Como saben nuestros amigos lectores, cabe destacar que la señora Torres Casanova la primera y segunda vez que participó como candidata Presidencial, recibió voto de castigo en la segunda ronda, el pueblo votó por el comediante Jimmy Morales Cabrera, igual ocurrió cuando ganó en un proceso viciado, el hoy mandatario Giammattei.
En incursión sorpresiva en el Congreso Torres, reunió a los diputados que son sus aliados y les pidió que hagan acercamientos con sus colegas para que le den el aval del “bono de la Esperanza” que no es más que una acción politiquera para conseguir votos en las próximas elecciones. Si tanto es su ambición, lo correcto hubiese sido en favor del personal médico que está en primera línea y mejorar la red hospitalaria que está en crisis con el Covid-19, que se hacen milagros para evitar que la pandemia se extienda y los fallecidos llegan a varios miles y siguen los contagios y la saturación en los hospitales.
Esperamos que los diputados opositores no caigan en la trampa de Torres y se le diga NO a ese bono clientelar e innecesario.