Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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Víctor Ferrigno F.

En Guatemala estamos tan ocupados en sobrevivir a la pandemia y a la recesión, demandando vacunas, información sobre el dinero destinado a la crisis, y luchando contra los Estados de Prevención, con su cauda de represión y corrupción, que no hemos tenido tiempo ni visión para discutir el modelo de recuperación transformadora que necesitamos.

El tema de una recuperación transformadora, tras la pandemia de Covid-19, fue abordado en la Reunión de Alto Nivel sobre los Países de Ingreso Medio, en junio pasado, señalando que tal esfuerzo requiere de una alianza global con inclusión de los países de ingreso medio en todas las formas de cooperación y financiamiento.

El asunto nos atañe, pues por sus índices macro económicos, Guatemala es considerado un país de ingreso medio, a pesar de que la mitad de las y los guatemaltecos vive en pobreza, y acusamos los más alto niveles de desnutrición en el continente. Por ello, somos excluidos del financiamiento concesional y preferencias comerciales.

Sobre este tema, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica de América Latina (CEPAL), recalcó que el PIB per cápita no debe ser el único criterio para definir los niveles y necesidades de desarrollo y no puede ser utilizado para excluir a los países de ingreso medio (MICs, por sus siglas en inglés).

Advirtió que América Latina y el Caribe (ALC) es la región del mundo en desarrollo más endeudada y tiene el servicio de la deuda más alto, equivalente al 59% de sus exportaciones de bienes y servicios. También indicó que ALC pierde US$ 85 mil millones por año en salidas de capital de la región, debido a los flujos financieros ilícitos que resultan de la facturación comercial falsa.

Bárcena señaló que algunas áreas clave para lograr una cooperación más inclusiva y reducir las brechas estructurales y asimetrías son: el acceso igualitario a las vacunas; medidas de financiamiento multilateral y de alivio de la deuda, que deben ser proporcionales a las necesidades de todos los países en desarrollo, incluyendo los MICs; y posibilitar una industrialización verde mediante el acceso a la tecnología, la inversión y la infraestructura.

En esta línea de análisis, la CEPAL recién presentó su análisis denominado “La paradoja de la recuperación en América Latina y el Caribe”, señalando que, paradójicamente, se registra crecimiento con persistentes problemas estructurales: desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad.

La CEPAL nos advierte sobre cuatro temas: 1) El crecimiento de 2021 (5.2%) no es sostenible, pues en 2022 bajará a 2.9%, y hay riesgo de retorno a trayectorias mediocres, con insuficiente inversión y empleo, y mayor deterioro ambiental. 2) Aumenta la desigualdad, la pobreza y la informalidad. Los grupos más afectados son mujeres, escolares y adultos mayores. 3) Las medidas fiscales amortiguaron los impactos sociales de la pandemia, pero el desafío es sostenerlas. 4) Aumentarán las asimetrías mundiales, pues los países desarrollados invierten aceleradamente, mientras en la región no.

La Comisión propone ocho medidas para una recuperación transformadora: 1) Fortalecer el rol del Estado y de las políticas públicas. 2) Sostener políticas fiscales y monetarias expansivas: potenciar la inversión. 3) Dar continuidad a las transferencias de emergencia. 4) Robustecer los sistemas de protección social. 5) Reestructurar los sistemas de educación y salud. 6) Políticas transversales, industriales/sectoriales y de género para un nuevo modelo de desarrollo. 7) Integración productiva y comercial regional. 8) Pacto global para una nueva arquitectura financiera internacional: fiscalidad, deuda y liquidez.

Además de expulsar al pacto de corruptos del poder, debemos ejercer nuestro principal derecho: el de libre determinación, definiendo un modelo de Estado multinacional, con democracia y justicia social. Lo demás son cantos de sirena.

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