Sergio Penagos

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Sergio Penagos

El llamado orden público ha sido quebrantado estos últimos días con las protestas, bloqueos y actos vandálicos, realizados a ciencia y paciencia de las autoridades legalmente constituida. El orden y el respeto son esenciales para la convivencia pacífica, al permitir la cooperación entre las personas para realizar las acciones que procuren el bien común. El orden público es, a su vez, una de las ventajas del Estado de Derecho; o sea, aquel en que la ley tiene preeminencia por sobre las voluntades individuales de los ciudadanos y de las autoridades.

Las autoridades de un Estado de Derecho moderno no pueden permanecer indiferentes ante casos de flagrante vulneración de la ley. Al producirse estos hechos, corresponde recurrir a las mismas instituciones contempladas en el ordenamiento jurídico, para combatir dicha vulneración, que incluye diversas autoridades del Estado con funciones diferentes en cada caso.

“La desgracia de nuestro país es el irrespeto a la ley. No la cumplimos los dominicanos y el extranjero que viene tampoco lo hace y así, nuestro querido país es cada día menos deseable para vivir para aquellos que respetan el orden. Aquí todo es obra de la fuerza y del desorden y hasta que no se cambie esa actitud nuestra sociedad será de segundo orden aunque nos llenemos de avenidas y rascacielos del primer mundo. Toda sociedad desarrollada se basa en el orden y en el respeto a la ley. Lo demás viene por añadidura”. (Editorial del Diario Libre. República Dominicana). Esta descripción encaja perfectamente en nuestro país.

El reciente incidente de un vendedor de huevos, que irrespeta y ataca a un policía de tránsito, pone en vergonzosa evidencia esa irresponsable actitud. No es necesario describir el incidente, ya lo hicieron muchas personas en forma visual en las llamadas redes sociales. Además, otras personas se han pronunciado atacando o defendiendo al agresor físico del policía ¿A quién culpar? Indudablemente a nuestro desastroso y cooptado sistema educativo. En una sociedad educada las diferencias son resueltas en forma pacífica y respetuosa, dentro de los márgenes establecidos por la legislación. El gremio magisterial ha sido convertido en un rebaño de borregos, pastoreado por un corrupto y deshonesto ex guerrillero, vendedor de votos y apoyos a quien le pague mejor.
La actual Ministra de Educación posee acreditaciones de estudios superiores en investigación social, gerencia educativa, administración educativa y otros. En un régimen unipersonal como el actual, todo ese bagaje de conocimientos se convierte en un lastre, cuando su función se limita a cumplir descabelladas órdenes de un aprendiz de dictador, que la obliga a apelar a una ridícula y oscura confidencialidad, para ocultar acuerdos y pactos que nada tienen que ver con la educación, y sí mucho que ver con la corrupción.

Ruiz Casasola (la Ministra) acompañó a Giammattei desde que estaban en la campaña política. Fuentes del Ejecutivo se refieren a ella como uno de «los brazos derechos» del Presidente. «Es de las personas que nunca se opondrán a las decisiones del mandatario, aunque no sean correctas», señaló un funcionario que pidió omitir su nombre (Soy 502, 10 de mayo, 2021).

Las amenazas al sistema educativo: la corrupción, la pandemia y el sindicalismo mal intencionado, han provocado deserción escolar y bajo aprovechamiento de las clases a distancia, lo que impactará en el desarrollo de profesionales y formación de capital humano para ingenierías, digitalización y carreras que tiene que ver con la tecnología y que usan como base las matemáticas, destacó en esa ocasión Felipe Cuéllar, vicepresidente para México y Centroamérica de la empresa Kumon. Un estudio de este instituto de educación presente en 55 países, destacó que solo el 25% de los alumnos aprovecharon las clases a distancia y materias esenciales como matemáticas y lectura (Prensa Libre 21/09/2021).

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