Sergio Penagos
El día viernes 23 de julio de 2021, el Ministerio Público emitió un comunicado de prensa, el cual en su primera parte dice: Ante los constantes abusos y frecuentes atropellos de los cuales la institucionalidad del Ministerio Público ha sido objeto, así como el irrespeto que como mujer, funcionaria y profesional del derecho ha sido víctima desde el inicio de su gestión para menoscabar su trabajo, integridad y dignidad, la Fiscal General de la república y Jefe del Ministerio Público, Dr. María Consuelo Porras Argueta, con la facultad que las leyes del país le confieren, garantizará siempre la independencia y autonomía del Ministerio Público, en resguardo de los derechos de todos los guatemaltecos.
Si hace tres años y medio cuando inició su gestión, empezó el irrespeto que menoscaba su trabajo, integridad y dignidad de mujer, ¿Por qué hasta ahora lo denuncia? ¿Por qué no hizo algo para detenerlo, evitarlo o eliminarlo? Como no conocemos las posibles razones de ese comportamiento de sumisión o de complicidad, sólo podemos aventurar cuatro hipótesis al respecto.
Masoquista. La actuación defensiva de forma autodestructiva es típica en la personalidad masoquista, y puede servir para controlar la aparición de una situación dolorosa, como por ejemplo, provocar un castigo que se espera de una figura de autoridad a la que se anticipa arbitraria (no ser confirmada en el cargo por el presidente). Para los masoquistas imitadores de conductas ajenas, la moralización es una defensa exasperante. La persona parece estar más interesada en la victoria moral que en resolver el agravio, como se ejemplifica en la literatura médica, con el caso de una paciente que prefería seguir contando los detalles de la injusticia con que la administración la había tratado al retenerle una cantidad de dinero, antes que hacer la gestión que aseguraría su reembolso.
Las personalidades masoquistas tienen con las personalidades paranoides (el caso del presidente) en común el sentirse en constante peligro. Tanto unos como otros están preocupados por la relación entre poder y amor. El paranoide sacrificaría el amor por la sensación de poder; el masoquista haría lo contrario. Los masoquistas morales pueden impresionar como grandiosos y despectivos frente los demás mortales, al acusarlos de no aguantar dignamente el sufrimiento. Esto puede dar la sensación que disfrutan ese sufrimiento, pero en realidad estamos ante un mecanismo de compensación para sostener su autoestima, como lo explica la ciencia médica.
Mendaz. Persona que tiene la costumbre, hábito o vicio de decir mentiras, embustes o falsedades, manifestando en forma oral o escrita lo que no es cierto o verdadero. En otras ocasiones inventa algunas acciones o actos que no se han producido, con el propósito de dañar a otra persona, escalar posiciones o quedar bien con alguien que compensará su falaz actuación. En otras palabras, la acusación de la señora de las cuatro M, sería una soberana mentira.
Mediocre. La palabra mediocre es utilizada como sinónimo de: mezquino, mediano, vulgar y común. Algunos antónimos de mediocre son: excelente, magnífico, brillante y superior. Para José Ingenieros: “el mediocre es el que se suma a los demás, revelándose por el bajo nivel de sus opiniones colectivas. En este sentido, es la sociedad la que piensa y quiere por los mediocres, ya que, no tienen voz, sino eco”. Una persona mediocre carece de sentimientos nobles y no es interesante ni simpática; no posee méritos propios de los cuales sentirse orgullosa. No es una persona emprendedora, por lo que no inicia nuevas tareas y se le califica como alguien que carece de creatividad. “La mediocracia nos anima de todas las maneras posibles a amodorrarnos antes que a pensar, a ver como inevitable lo que resulta inaceptable y como necesario lo repugnante. Uno puede ser un mediocre muy competente, es decir, aplicado y servil pero sin convicciones. En ese caso, el futuro es suyo” (Alain Deneault).
La cuarta M, es la chapinísima expresión que califica todo aquello que nos desagrada, nos parece incorrecto o fuera de lugar. Sólo les dejo la inicial (M…), por respeto a nuestras amables lectoras y lectores.