Sandra Xinico Batz
El 9 de marzo en el Palacio Nacional se pretende realizar la declaratoria de Guatemala como “Capital Provida de Iberoamérica”, que está siendo organizada por el gobierno y el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, para este día se anuncia la presencia del presidente Giammattei, la develación de un monumento y la declaración del “Día Nacional por la Vida y la familia”, el cual se hizo ley el pasado 9 de febrero, tras su aprobación en el Congreso de la República con 91 votos.
Como parte de los “festejos” de dicha declaratoria, Guatemala será sede del Sexto Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, que según información en internet es la “única entidad de origen evangélico en tener presencia oficial en las Asambleas de la Organización de Estados Americanos (OEA)”, recordemos que el 7 de diciembre de 2021 Giammattei participó en una sesión protocolar del Consejo Permanente de la OEA, en la que anunció que en marzo de 2022 se llevaría a cabo esta declaratoria, la cual presentó como parte de los “compromisos” que su gobierno tiene con la democracia y los derechos humanos.
La ley recién aprobada mandata que, cada marzo deben realizarse acciones en conmemoración del “Mes por la Vida y la Familia”, en las que se recalque el respeto a la familia (“tradicional”) y la negativa al aborto, estos dos elementos constituyen el verdadero trasfondo de esta ley, que no ha tomado al alzar el mes de marzo, ya que simbólicamente busca imponerse sobre las acciones y reflexiones que se provocan alrededor de la conmemoración del “Día Internacional de la Mujer”, dentro de las cuales se problematiza y visibiliza la realidad hostil y violenta en que las mujeres sobrevivimos, día con día, en este país misógino, colonial y racista, que se empeña a decidir sobre nuestros cuerpos, al mismo tiempo que legitima y naturaliza la violencia en contra de las mujeres, cuyas vidas están en constante vulnerabilidad, ya que dicha violencia es potenciada por la impunidad que prevalece en la sociedad y en los entes del Estado que deberían combatirla.
Por supuesto que Guatemala no es un país que proteja la vida, la cual es marcada por la desigualdad desde antes del momento de la concepción, como parte de las precariedades que (incluso) generacionalmente llegamos a heredar por el empobrecimiento que en el país prevalece en contra de la mayoría de la población, una de estas herencias es la desnutrición; en 2021 la cifra de muertes por desnutrición aguda se triplicó, sin embargo ese mismo año al Programa de Prevención de la Mortalidad de la Niñez y de la Desnutrición Crónica del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social le fue recortado Q137.5 millones de su presupuesto original, situación que también se dio en 2020.
Guatemala es el país de “Latinoamérica” que tiene la tasa de desnutrición crónica más alta; según UNICEF el 49.8% de la niñez guatemalteca sufre desnutrición crónica, lo que significa que 1 de cada 2 niñas, niños tiene este padecimiento.