Sandra Xinico Batz

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¿Qué futuro le espera a la niñez? Si las cosas continúan como están, el panorama venidero para la niñez en Guatemala no se ve muy distinto al de hoy, porque parte de ese futuro se está construyendo ahora. El bienestar de un país se mide en la forma o condiciones en las que vive la niñez; un país donde impera el hambre, el empobrecimiento y la violencia es un país hostil para la infancia, un país que afianza la desigualdad para la mayoría de personas desde antes de su nacimiento.

El Observatorio de los Derechos de la Niñez de la Coordinadora Institucional de Promoción de los Derechos de la Niñez -Ciprodeni-, dio a conocer que en Guatemala uno de cada dos niños, niñas tiene desnutrición y hasta agosto de este año se habían registrado 26 muertes por esta situación; también indicaron que más del 70% de la niñez vive en pobreza y en lo que va del año han asesinado a más de 300 niñas, niños y casi 3 mil están desaparecidas, desaparecidos. Ciprodeni señaló que según datos del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (Osar), hasta agosto habían sido registrados 70 mil 821 embarazos en niña y adolescentes, y en el mismo rango de tiempo han sido deportadas, deportados 5 mil 222 menores de 18 años.

Estamos hablando de un grupo que conforma casi la mitad de la población que tiene el país; ¿Qué les depara a estas, estos miles de niñas, niños? El empobrecimiento en el que vive la niñez ya está marcando su futuro, porque las secuelas del hambre jamás podrán ser borradas de sus vidas. La niñez no es una prioridad para los gobernantes en Guatemala, hay un interés de mantener a la niñez en estas condiciones para asegurar mano de obra esclavizada, que se mantendrá siempre medio alimentada, medio educada, medio viva, porque lo que se busca no es que tengan bienestar, sino exprimir toda su fuerza de trabajo hasta que ya no quede nada; y así generación tras generación.

Tenemos que sumar a esto la pandemia, que ha agudizado la brecha de desigualdad, miles de niñas, niños han visto su proceso educativo truncado, porque si no hay acceso a la comida mucho menos habrá acceso a una computadora o un teléfono con internet. Si antes de la pandemia ya veíamos un sistema educativo decadente, la situación en la actualidad llora sangre, denotando (nuevamente) que al Estado no le interesa que las niñas, los niños tengan educación de calidad; mientras esa realidad transcurre, en el Congreso de la República corre el dinero, hasta 200 mil quetzales están ofreciendo por volver a votar por el achichincle de Allan Rodríguez para que continúe siendo un presidente servil del Congreso.

Giammattei prefiere hablar de Venezuela; es además de cínico un mentiroso sin vergüenza, algo que no es nuevo lamentablemente. ¿Qué se puede esperar de un matón protegido por los ricos y por los narcos?

Esto que ocurre en Guatemala sí es una dictadura, la del Estado colonial.

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