Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei decía hasta hace unas semanas: no hay un solo caso de corrupción en mi Gobierno y se escudaba en que no habían acusaciones.

Es fácil matizar que si la Fiscal General es amiga del Presidente, era natural que le daría Consuelo y le haría Porras a un mandatario que hizo su Centro de Gobierno alrededor de Miguel Martínez, pieza clave en el humor del mandatario y por tanto con enorme incidencia en las decisiones y por supuesto, en los negocios gubernamentales. Negocios que se remontan a la época de campaña, a los compromisos que se adquirieron con muchas personas y no necesariamente con inocentes personajes.

Y con el caso que el MP anunció ayer, ese empezó a cambiar pero quedó demostrado que Porras quiere hacer alguna olas pero no tantas para no incomodar a quien espera, la reelija en mayo del 2022 como Fiscal General.

Desde horas de la mañana, una fuente del MP nos confirmó que ninguno de los dos diputados salpicados por este nuevo caso de corrupción que llora sangre, iban a ser acusados porque ambos son parte clave en el esquema del pacto oficialista.

Evidenciar eso, puso al MP en una incómoda situación y nos les quedó de otra más que “mencionarlos” en el comunicado que emitieron para detallar el caso. Ambos votaron por la nueva Junta Directiva del Congreso que impulsó Giammattei.

Según se pudo constatar, la esposa del diputado Jorge García está involucrada en el caso y eso nos habla mucho de cómo es que ciertos actores del pacto se han repartido las instituciones como BOTÍN.

El Insivumeh le quedó a García, que pactó con Lemus y no sería extraño que como no hay obra sin sobra, las coimas hayan llegado más arriba porque generalmente esos negocios se pueden dar porque alguien en el Olimpo los permite. Son millones los que mal utilizan como que fueran centavos.

Si no me cree, debe ver lo que pasó en el Instituto de la Víctima y la forma en la que ese botín de al menos Q100 millones en dos años, fue regalado a Felipe Alejos para que hiciera en él un nido de negocios y corrupción. Alejos ha vuelto a apoyar al Presidente porque entre otras cosas, “si seguía chingando” le podían quitar ese jugoso negocio.

Quien no quiera ver que estos casos son la punta de Iceberg no quiere ver nada. Por eso es que siempre hemos hablado de la necesidad de fortalecer las instituciones con reformas que las hagan funcionales para el bien y no solo para la maldad de algunos que se roban el pisto en un país en el que muchos niños se nos mueren por falta de oportunidades.

Esto demuestra que enfrentar los vicios del sistema no es un tema ideológico, por el contrario, es una urgente necesidad porque igual roba alguien que se dice de izquierda como uno que se hace llamar de derecha.

La inexistente guerra ideológica, exacerbada desde los extremos, es la excusa perfecta para no enfrentar las causas estructurales que permiten los negocios como el del Insivumeh y que hayan fiscales como Consuelo Porras que protegen a los Padres del Negocio.

Es una vergüenza que Porras mande a traer a gente sin tocar con el pétalo de la justicia a los diputados que armaron el saqueo, gracias a que desde arriba se les dio el visto bueno para el negocio y siempre que cumplieran con los votos que le son importantes al Pacto Oficialista en el Congreso.

Urge que hagamos lo necesario para cambiar de raíz el sistema.

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