Estamos a pocos días de celebrar la Navidad, el nacimiento de Jesús, con sus tradiciones, costumbres y experiencias cargadas de sentimientos que nos invitan a compartir y a meditar sobre las acciones que realizamos y las que dejamos pendientes. Esta época cargada de nostalgia, soledad, afecta a hombres, mujeres, jóvenes, niños y adultos mayores, y la mejor manera de superarla es compartiendo en familia.
Recordemos que muchas veces la soledad precede a la depresión, y esos estados de ánimo son altamente dañinos y destructivos para la salud mental y para afrontarlos debemos buscar el apoyo de los demás, no quedarnos encerrados en casa. Necesitamos salir, compartir nuestra experiencia a fin de superar la ansiedad, el insomnio, mala alimentación, con la esperanza que al final de un túnel oscuro, hay un punto de luz que nos marca la ruta de escape a ese estado de ánimo.
Por esa razón, les invito a pedir perdón a nuestros padres, hermanos, sobrinos, amigos, compañeros de trabajo. Busquemos ese acercamiento de hermandad, esa unidad familiar, que nos permita corregir los errores que cometimos durante el año. Recordemos que como seres humanos estamos expuestos a la vida, a la muerte, y debemos empezar por dar el ejemplo a nuestra propia familia.
Afrontamos fracasos, y a pesar de los momentos de soledad superamos la adversidad e incertidumbre con un renovado esfuerzo por salir adelante y con paciencia para alcanzar el éxito. Cuando las cosas cambiaron nuevamente en nuestras vidas, luchamos por enderezar el rumbo con optimismo y deseo de superación.
Cuando tengamos tiempo visitemos a nuestros parientes y amistades, compartamos un abrazo, un saludo, para que cuando nos llegue esa etapa de adversidad ellos también respondan de la misma forma. Si conocemos a alguien que vive solo, demostrémosle que nos importa, que estamos dispuestos a acompañarlo para evitar que se sienta solo.
La mujer, el hombre, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, de la tercera edad, profesionales, académicos, comerciantes, empresarios, siempre nos destacamos por salir adelante en cada meta que nos proponemos. Sin embargo, hay sucesos inesperados que pueden empañar nuestra felicidad. Les invito a que juntos superemos la adversidad para alcanzar el éxito y la felicidad.
Vale la pena meditar los triunfos académicos, proyectos exitosos alcanzados, esfuerzo y lucha por velar por la salud y seguridad de la familia, por nuestro bienestar, por apoyar a los desamparados y principalmente un esfuerzo orientado a velar por el prójimo. De todo corazón les deseo desde ya que tengan una feliz y bendecida Navidad.