Samuel Flores

Periodista, fotógrafo y catedrático universitario, interesado en la recuperación de la memoria histórica del periodismo en Guatemala. Comprometido con la formación académica de la juventud mediante la investigación, verdad y justicia. Opositor a la corrupción, despilfarro y excesos cometidos por los gobernantes y funcionarios que se han enriquecido a base de la pobreza extrema de la población principalmente en el área rural.

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Samuel Flores

El presidente Alejandro Giammattei, en su serie de palabras y frases que presentó ante la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU, pregona medidas orientadas al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, al año 2030; sin embargo, no mencionó que nos encontramos en un estado de crisis a nivel político, económico, social y cultural y sin avances en ninguno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS.

Con más de 8.1 millones de indígenas y campesinos que viven en el área rural en condiciones de pobreza y pobreza extrema; con 2 millones 900 mil guatemaltecos desnutridos, y con el 2% de los productores comerciales que acaparan el 57% de la tierra, Guatemala registra mínimos avances para alcanzar dichos objetivos.

El Estado de Guatemala no ha realizado esfuerzos de gestión gubernamental para superar la grave situación de la pobreza en todas sus formas, combate al hambre, inseguridad alimentaria, y la promoción de la agricultura sostenible. Prevalece la desigualdad, pobreza que en los segmentos rurales e indígenas llega al 70%, con una población que no cuenta con algún tipo de seguro para atender padecimientos de salud, y con una minoría que goza de acceso al desarrollo y una enorme minoría sin esa oportunidad.

Según el Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, de enero hasta el 15 de agosto 2021, se registraron 20 mil 097 casos de desnutrición aguda e infantil en niños menores de cinco años, un aumento del 13.7% respecto al mismo período del año anterior. Esta realidad no ha sido atendida por el Estado ni gobierno.

Aunque el gobierno de Giammattei reconoce la problemática de la desnutrición crónica en niñas
y niños menores de cinco años; su respuesta ha sido implantar programas clientelares,
vinculados a intereses político electorales. No afronta problemas de fondo. Los programas
gubernamentales en el campo están dedicados a la transferencia limitada de insumos y
“capacitación” a campesinos. Hay ausencia de crédito campesino, infraestructura productiva,
mercado y acceso a tierra.

El país del que habla sólo existe en sus discursos. En Guatemala prevalece la desigualdad que afecta a la niñez rural, indígena y campesina, asociada a fenómenos de hambre y pobreza. Desnutrición crónica que padecen 1.3 millones de niñas y niños menores de cinco años, sin acceso a servicios de salud y protección social, educación, escasez de agua y poca responsabilidad en el manejo de desechos.

Los únicos beneficiados con ese modelo económico son el gobierno, industriales, comerciantes, agricultores y asociaciones financieras que alaban en público un crecimiento económico para Guatemala, no mencionan desigualdad social, pobreza y exclusión. Cabe destacar que esos logros se sustentan en los USD11 mil 300 millones que en concepto de remesas envían los migrantes guatemaltecos que trabajan en los Estados Unidos.

Por esta realidad, Guatemala se encuentra lejos de alcanzar los ODS, el estado debe enmendar el rumbo para cumplir su compromiso con los ODS.

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