José Roberto Alejos Cámbara
“SI… DE ACUERDO”, es el nombre del best seller del profesor Roger Fisher de la Universidad de Harvard que revolucionó la metodología negociación por intereses. El subtítulo de la obra “Cómo negociar sin ceder” fue la que cambió mi vida para siempre. El método para fijarse metas en la vida, de la Fundación para el Éxito y las agendas mensuales se complementaron con la metodología de los siete elementos que el doctor Julio Dcaro y su brillante asistente, Sandra Ceballos (Senadora del equipo del presidente Álvaro Uribe) introdujeron a un equipo de la sociedad organizada y a algunos políticos al venir directamente de Harvard a Guatemala gracias al Centro de Estudios y de Cooperación Internacional (CECI) del ACDI.
Y no fue que cambiara mi vida porque me convertí, de la noche a la mañana, en un negociador de primera, ¡no, claro que no! fue porque aquel grupo del Conflict Magnament Group, me hizo darme cuenta que fui utilizado en negociaciones que según yo fueron exitosas cuando en realidad lo que hicieron fue satisfacer mis intereses para que me sintiera feliz y me usaron para los verdaderos intereses de quienes tenían el poder y planes no solo para fortalecer ese poder, sino también para retenerlo y hacer creer a los demas que lo hacían por el bien de todos.
Así llegue a la Junta Directiva del Congreso en el primer año, no por bueno ni experto, sino porque Alfonso Cabrera tenía interés en una Junta Directiva pluralista y con integrantes jóvenes. Mi jefe de bancada hizo la negociación y los beneficios que consiguió a cambio fueron fabulosos. Me llamó por teléfono y me dijo: “Me debes una, te conseguí un puesto en la Junta Directiva del Congreso”.
El estilo del presidente Cabrera me permitió hacer equipo con él y sacar provecho al puesto, me convertí en el organizador de seminarios anuales de formación para diputados y hacer mi primer libro titulado: “La guía del legislador guatemalteco”. Con el método descubrí que, quien me formó, vivía de esto.
Esas negociaciones fueron un gana-gana, porque había clase política real y no ambiciosos haciendo política como suele verse hoy día. Estoy seguro que en estos momentos el método no funcionaría y cuando me pregunto el motivo de inmediato regreso a esa época en que tuve la oportunidad de llegar a Harvard. Una cafetería llena y sin mesas vacías llevó al mismo Roger Fisher hasta mi mesa. Me dijo “quiero comer en paz, solo te voy a permitir una pregunta” y de inmediato se la formulé ¿Cuál ha sido su peor negociación? me narró su fracaso cuando fue contratado por el expresidente Alberto Fujimori para solucionar la toma de la embajada del Japón en Perú; del tema escribiré en otra ocasión.
Añadió mi compañero de charla: “Nunca va a ver negociación, si las partes en el poder ganan más con la confrontación, nadie va a negociar si tiene el poder de su lado porque significa que va a tener que compartirlo y nadie va a entrar ni siquiera a un diálogo, si ello implica ponerse en riesgo o bien arriesgar los intereses de los que están detrás” Hombre sabio Fisher, seguro estoy que entre los países que estudió para dar este consejo, definitivamente, figuró Guatemala.