Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

post author

Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com

La decisión de retirar de su cargo al jefe de la FECI, Juan Francisco Sandoval, parece ser la gota que ha colmado el vaso de la extrema paciencia de la ciudadanía guatemalteca. Los tres probables motivos de la destitución de Sandoval (supuestamente la instrucción viene desde el Ejecutivo) apuntan a la posible implicación del presidente y sus círculos más cercanos en tres casos de corrupción, según lo denunció el exjefe de la FECI en conferencia de prensa el viernes por la noche y lo refrendó en una entrevista que le hiciera el periodista Fernando del Rincón.

La semana pasada, en este mismo espacio, comentaba que los Estados Unidos de América le había tirado un enorme salvavidas al presidente Giammattei (el segundo después del que le había tirado en diciembre del 2020 el vicepresidente Castillo), pero consideraba que el jefe del Ejecutivo no lo iba a aprovechar. De hecho, ya lo tenía desperdiciado, dado que la destitución del fiscal Sandoval no se hizo de la noche a la mañana, como ha sido documentado, sino que viene fraguándose desde hace algún tiempo. Lo que la fiscal general encontró cuando, bajo instrucciones del Ejecutivo, fue a escudriñar y espulgar a la FECI, fue el detonante que causó dicho despido.

El martes en conferencia de prensa, con el rostro visiblemente desencajado, el presidente negó toda implicación suya, tanto en los casos de corrupción como en la remoción de Sandoval (jugándole la vuelta a su “gran amiga”). Dejó clarísimo cómo es que le va a pagar a sus alfiles cuando estos ya no le sean útiles. Antes de eso, para “dorar la píldora” a la población, anunció el inicio de la vacunación para personas mayores de 35 años, la firma de un nuevo contrato con los rusos y que el mismo cuenta con un cronograma de entregas. Sin embargo, tanto el contrato como el cronograma no se hicieron (ni se harán) públicos, condición indispensable para ser una negociación de verdad transparente. Su problema (el de Giammattei) es que ya perdió cualquier resquicio de credibilidad, por lo que ya no le creemos nada de lo que pueda decir o prometer. Nada. ¿” Prepararse” 20 años para esto?

Giammattei y su camarilla están logrando unir a diversos sectores. Pero en su contra. Y esta variopinta unión de la sociedad en oposición a las acciones de un mandatario que desde hace tiempo ha tomado ya un rumbo que riñe abiertamente con las prioridades reales de los guatemaltecos puede ser una oportunidad única para construir sobre intereses comunes un camino diferente. El no actuar, mantenerse al margen o esconder la cabeza bajo la tierra, puede ser muy peligroso, ya que, de no frenar el actuar ilegitimo del gobernante y sus adláteres en este momento, quedará asfaltado el camino para que en las próximas elecciones un grupo más radical acceda al poder y haga realidad sus peores temores y pesadillas.

Hay que tener en cuenta que las manifestaciones de la ciudadanía en contra del presidente no son un complot siniestro para defenestrarlo. Tampoco son de carácter ideológico, aunque haya más de algún aprovechado que quiera llevar agua a su molino. Simplemente los guatemaltecos ya nos hartamos de su opacidad, de su arrogancia y de su cinismo.

Artículo anteriorDiálogo y negociación… el método
Artículo siguienteGiammattei y Porras, una mancuerna NEFASTA: ¿Quién traiciona a quién?